Estas instituciones, reguladas por la ley mexicana, administran los fondos de pensiones de los trabajadores. Pero su función trasciende el simple ahorro para la jubilación. A través de ellas, se gestionan los recursos acumulados durante la vida laboral, y su destino tras el fallecimiento del titular está claramente definido.
El saldo de tu Afore se compone de las aportaciones del patrón, el gobierno y tú mismo, calculadas con base en tu salario. "En caso de fallecimiento, este dinero se destina a los beneficiarios legales", según lo establece la ley.
¿Quiénes son los beneficiarios prioritarios? Existen reglas claras y específicas para determinar quién recibe el dinero:
- Los hijos menores de 16 años tienen prioridad.
- Para hijos mayores de 16 años, el acceso depende de su capacidad de autosuficiencia o si se encuentran estudiando (hasta los 25 años).
- El cónyuge o concubino, siempre que dependieran económicamente del titular, también tienen derecho a reclamar los fondos.
Las Afores, definidas legalmente como "entidades financieras constituidas como sociedades mercantiles que administran las cuentas individuales de los trabajadores", son mucho más que un simple plan de retiro. Son una red de seguridad para la familia, un respaldo ante lo inesperado. Es por esto que mantener actualizada la información de tus beneficiarios es crucial.
Revisar periódicamente tu cuenta y actualizar la información de beneficiarios no solo facilita el proceso de reclamación, sino que asegura que tu esfuerzo se traduzca en apoyo para quienes realmente lo necesitan. Una gestión adecuada de tu Afore protege tu futuro y el de tus seres queridos.