Poco después de las 6:00 de la mañana, la tranquilidad matutina se vio interrumpida por un fuerte impacto. Dos tráileres, en la circulación de Nuevo Laredo a Monterrey, protagonizaron un aparatoso choque. El impacto, a gran velocidad, ocurrió en la parte trasera de uno de los vehículos de carga, desencadenando una secuencia de eventos que paralizarían el tráfico por varias horas.
Fue el derrame de diésel, proveniente del tráiler presuntamente responsable, el que encendió las alarmas, literalmente. El vehículo comenzó a incendiarse, convirtiéndose en una bola de fuego en cuestión de minutos. Afortunadamente, y gracias a la rápida intervención de otros conductores, el operador logró escapar ileso, evitando una tragedia mayor. “Fue un milagro que saliera con vida,” comentó un testigo en el lugar.
Las autoridades, incluyendo elementos de Protección Civil del Estado y paramédicos de Sabinas, llegaron al lugar para controlar la situación. La tarea de sofocar el incendio y asegurar la zona fue ardua, requiriendo varias horas de intenso trabajo. Mientras tanto, la autopista permaneció cerrada en dirección a Monterrey, creando largas filas de vehículos varados y retrasos considerables para quienes viajaban desde la zona fronteriza.
La Guardia Nacional llegó posteriormente para llevar a cabo las investigaciones correspondientes y determinar las causas del accidente. A pesar de la magnitud del siniestro, y del hecho de que uno de los tráileres quedó reducido a chatarra, se reportó una ausencia total de víctimas humanas. El incidente, sin duda, sirve como un recordatorio de los riesgos inherentes al transporte de carga y la importancia de la seguridad vial.
Los trabajos de limpieza y remoción de escombros se extendieron durante la mañana, restituyendo gradualmente el flujo vehicular en la transitada autopista.