Un incidente vial, inicialmente reportado como un simple choque entre una camioneta Range Rover blanca y una camioneta de redilas, pronto reveló una realidad mucho más sombría.
La investigación, a cargo de la Fiscalía capitalina, desveló que el conductor de la Range Rover, un hombre de entre 35 y 40 años, fue víctima de un ataque directo. No se trató de un accidente. "Recibió al menos dos impactos de bala en la cabeza", revela el primer reporte policial, confirmando la brutalidad del hecho.
Los responsables, según testigos, dos individuos a bordo de una motocicleta, se dieron a la fuga inmediatamente después del ataque. Su huida, según las primeras pesquisas, los llevó hacia el Estado de México, complicando la labor de las autoridades capitalinas en su búsqueda. La velocidad del escape y la precisión del ataque sugieren un plan preconcebido.
El lugar del incidente fue rápidamente acordonado por elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México. Los paramédicos del ERUM, al llegar a la escena, solo pudieron constatar el fallecimiento del conductor de la Range Rover. La evidencia recolectada, incluyendo casquillos percutidos y el propio vehículo de la víctima, será fundamental para el desarrollo de la investigación.
El suceso, que ha generado conmoción entre los vecinos de la zona, pone de manifiesto, una vez más, los retos que enfrenta la seguridad en la Ciudad de México. La investigación continúa, centrándose en identificar a los agresores y determinar el móvil del crimen. El silencio de las calles, interrumpido por la violencia, ahora da paso a las preguntas que solo el tiempo y la investigación podrán responder.