Crimen en el Ajusco: Madre encuentra restos de Jael Monserrat tras cuatro años

Esta historia habla de una búsqueda que, tras cuatro años, encontró un trágico final, pero también un testimonio de perseverancia y de la lucha incansable de una madre.
El caso de Jael Monserrat Uribe Palmeros, una joven de 21 años desaparecida desde julio de 2020, conmocionó a la Ciudad de México. Jael salió de su casa en la alcaldía Iztapalapa, tras una cita con Adriana “N”, aparentemente por un asunto de trabajo. La última vez que se le vio fue abordando un vehículo gris en compañía de Miguel “N”, pareja de Adriana.
El vehículo se dirigió hacia el sur del Ajusco, perdiendo su rastro en la zona. A pesar de la pérdida de videos de las cámaras de vigilancia del C5, Jacqueline Palmeros, la madre de Jael, no se rindió. Con la ayuda del colectivo “Una Luz en el Camino”, su búsqueda incansable la llevó a un lugar desolador: Llano de Vidrio, en el Ajusco. "Huele a muerte", describió Jacqueline el lugar donde, en noviembre de 2024, encontraron los primeros restos óseos.
Un cráneo y una mandíbula fueron los primeros indicios. La participación de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México permitió la recuperación de más restos. El 17 de enero de este año, la confirmación llegó: los restos pertenecían a Jael. Una juez dictó que se trataba de un feminicidio. "Es inhumano que una madre vaya a recoger los restos de su hijo. Yo le puedo decir a la Fiscalía, yo hice tu trabajo", declaró Jacqueline, llena de dolor y frustración.
La investigación reveló irregularidades: la pérdida de videos del C5 y la liberación de Miguel “N” y Adriana “N” un año después de su detención por falta de pruebas. Su captura final se logró gracias al reconocimiento de los tatuajes de Miguel, corroborado mediante videos de la investigación.
Jacqueline, aunque destrozada por la pérdida, encuentra algo de paz en que su hija podrá descansar. Su lucha continúa, ahora como parte de las "madres buscadoras", para seguir localizando restos en la zona de Llano de Vidrio. La búsqueda continúa, la lucha persiste.