El aroma a esperanza, sin embargo, flotaba mezclado con el miedo, una extraña alquimia surgida de la profunda desesperación. El punto de encuentro, la escuela primaria Sócrates, resonaba con el eco del dolor. Allí, Gael (12 años) y Alexander (9 años), dos hermanos, habían pasado parte de sus inocentes vidas. Ahora, su padre, Antonio Sarmiento, y ellos, se habían convertido en trágicas estadísticas de la violencia que azota Sinaloa. El asesinato de la familia, ocurrido en el sector Los Ángeles en la madrugada del domingo, había desencadenado una ola de indignación.
“Culiacán está bañado de sangre, lo único que queremos es poder transitar por las calles con tranquilidad,” comentó Víctor Manuel Aispuro, director de la escuela Sócrates, donde Alexander cursaba sus estudios. Sus palabras, cargadas de impotencia, reflejaban el sentir de miles.
Miles de personas, un río humano de dolor y rabia, se congregaron. La marcha, un silencioso torrente de luto, avanzó por la avenida Álvaro Obregón hasta el Palacio Municipal. Una lona con las imágenes de Antonio y sus hijos encabezaba la procesión, un recordatorio brutal de la pérdida. El rostro de los padres presentes expresaba un temor compartido: el miedo a ser las siguientes víctimas.
Los reclamos resonaban en el aire: “¡Con los niños no!”, “¡Fuera Rocha!”, “¡Esto no es norma!”. Globos blancos, símbolos de inocencia perdida, flotaban al viento. Veladoras encendidas en el Ayuntamiento ofrecían un tenue resplandor en medio de la oscuridad. La marcha continuó hasta el Palacio de Gobierno, buscando respuestas del gobernador Rubén Rocha Moya.
La participación de activistas de derechos humanos, como Óscar Loza, aspirante a titular del CEDH, subrayó la gravedad de la situación. Loza lamentó la cifra de 21 niños asesinados en el contexto de la violencia actual. “Esto llega al corazón de todos y esperemos que llegue a las personas que están en actividades delictivas. Es terrible,” afirmó.
Paralelamente a la marcha, la Secretaría de Seguridad Pública, bajo el mando del secretario Óscar Rentería Schazarino, implementó un operativo contra el polarizado de vehículos. “Por un lado, a nosotros se nos dificulta identificar quién va en los vehículos y, por otro lado, los delincuentes pueden confundir a quién va dentro. Vamos a iniciar una campaña para erradicar el polarizado,” explicó Rentería. La ironía era cruel: mientras se buscaba paz, la violencia continuaba, incluso interrumpiendo la marcha con un ataque contra policías municipales frente al Parque 87.
Un jueves en Culiacán, un día que resumía el profundo desasosiego y la búsqueda desesperada por la paz en medio del torbellino de violencia.