La avenida Lázaro Cárdenas, un corredor habitualmente congestionado, se convirtió en el escenario de una volcadura poco después de la medianoche. El punto exacto: el cruce con la calle Río Tamuín. El protagonista, un conductor joven que transitaba en dirección a la avenida Gómez Morín a bordo de una camioneta de reciente modelo. La velocidad y la falta de control fueron, según testigos, los detonantes del incidente.
El joven, identificado como Francisco Pérez Ferris, perdió el control de su vehículo, subiendo al camellón central de la lateral de la avenida. Este movimiento desencadenó la volcadura, dejando la camioneta con severos daños materiales. La imagen, según reportes policiales, era desgarradora.
El impacto fue brutal. Un tubo de la malla ciclónica que protegía el camellón se incrustó en el rostro de Pérez Ferris. “Una escena impactante”, comentó un oficial de policía en el lugar de los hechos, describiendo el estado del joven al momento del rescate. La lesión facial requirió una intervención médica inmediata.
Al lugar llegaron elementos de la policía municipal, Protección Civil de Nuevo León y paramédicos de la Cruz Roja. Estos últimos trasladaron al joven herido a un hospital cercano para recibir atención médica especializada. Mientras tanto, el accidente causó la obstrucción parcial de al menos dos carriles de la avenida Lázaro Cárdenas, generando congestionamiento vehicular durante varias horas. La remoción del vehículo y la limpieza del área tardaron considerable tiempo en completarse.
El incidente, un recordatorio de la importancia de la precaución al volante, dejó tras de sí una estela de daños materiales y una imagen imborrable para quienes fueron testigos del accidente.