La tecnología, por ejemplo, juega un papel cada vez más importante, tanto para facilitar la comunicación como para monitorear actividades. Recientemente, una revisión sorpresiva en el Centro Penitenciario de Aguaruto, en Culiacán, Sinaloa, puso de manifiesto la complejidad de la situación. La operación, realizada en conjunto por la Policía Estatal Preventiva, la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), la Guardia Nacional, la Secretaría de Marina y las fiscalías federal y estatal, arrojó resultados preocupantes.
Entre los objetos decomisados se encontraron artículos que, sin duda, representan una amenaza para la seguridad y el orden interno del penal. El inventario incluyó:
- Tres botellas de alcohol
- Un módem
- Un sistema Starlink de internet satelital
- 10 cuchillos
- Un machete
- Una navaja
- Dos tijeras
- Tres desarmadores
- Dos martillos
Todos los objetos confiscados fueron puestos a disposición de la autoridad ministerial para la investigación correspondiente. Hasta el momento, no se ha informado sobre la identificación de los responsables de introducir estos artículos al penal. Las autoridades recalcaron que el operativo se realizó sin incidentes y con apego a los derechos humanos de la población reclusa, y reiteraron que estas revisiones se mantendrán como una medida preventiva de forma regular.
El acceso a internet, vía Starlink en este caso, dentro de un centro penitenciario, plantea preguntas sobre la eficacia de los sistemas de seguridad y la necesidad de una constante adaptación a las nuevas tecnologías que facilitan la comunicación y, potencialmente, actividades delictivas.