Campos de exterminio: La escalofriante verdad más allá de Jalisco

El colectivo Amor por los Desaparecidos de Tamaulipas, liderado por Edith González Treviño, hizo un descubrimiento escalofriante el pasado 10 de marzo en la colonia Colinas del Real, Reynosa. Cerca de la carretera a Monterrey, encontraron lo que describen como un “campo de exterminio”. En al menos 14 puntos, se hallaron restos óseos calcinados, junto con equipo táctico, casquillos percutidos y objetos que podrían pertenecer a las víctimas. “Seguimos encontrando y encontrando, pero la Fiscalía de Tamaulipas no los levanta”, lamentó González Treviño.
Pero este hallazgo no es un caso aislado. A lo largo del país, la guerra entre cárteles como Los Zetas y el CJNG ha dejado una estela de horror. En Patrocinio, Coahuila, se encontró un campo con más de 3,000 restos óseos en 2015. En Tihuatlán, Veracruz, el predio La Gallera, presuntamente utilizado por Los Zetas, ha revelado miles de restos en múltiples operativos. El caso de Santiago Meza Flores (“El Pozolero”) en Tijuana, donde se estima que disolvió en ácido a más de 700 personas para el Cártel de los Arellano Félix, es un ejemplo extremo de la crueldad empleada.
La Bartolina, a pocos minutos de la frontera con Texas, fue otro punto de exterminio utilizado por el Cártel del Golfo entre 2009 y 2016, con un estimado de más de 2,000 víctimas según la Comisión Nacional de Búsqueda en 2021. Incluso La Loma, también en Veracruz, se ha convertido en la mayor fosa clandestina de México, con miles de restos descubiertos por el colectivo María Herrera.
Las técnicas de eliminación de cuerpos son tan variadas como despiadadas. Además de las fosas clandestinas (más de 2,863 contabilizadas entre diciembre de 2018 y abril de 2023), se ha detectado el uso de ácido, como en el campamento de Río Verde, San Luis Potosí, a inicios de 2025. Los hornos de cremación también se suman a la lista de métodos empleados para desaparecer a las víctimas. El hallazgo de más de 30 bolsas con restos óseos en ladrilleras de Jalisco en marzo de 2024, con “piel y restos de carne humana” según las Guerreras Buscadoras, es un testimonio impactante de esta macabra realidad.
La búsqueda de la verdad y la justicia continúa, mientras las familias de los desaparecidos siguen clamando por respuestas.