México ante el COVID-19 en 2020: primera muerte y el inicio de la crisis sanitaria

El miércoles 18 de marzo de 2020, la Secretaría de Salud emitió un comunicado que cimbró al país: se había registrado la primera muerte por COVID-19 en México. Se trataba de un paciente diabético que presentó síntomas desde el 9 de marzo. Este anuncio, compartido a través de redes sociales, llegó acompañado de un reporte técnico que detallaba 118 casos confirmados de contagio.
En ese momento, la situación era compleja. El número de casos sospechosos aumentó en un 52.4%, pasando de 206 a 314. Los casos descartados alcanzaron los 787. Mientras tanto, el 9% de los pacientes positivos estaban hospitalizados, con un 2% presentando un estado delicado. “La situación requería una respuesta inmediata y coordinada,” recuerda un funcionario de salud consultado para esta nota (nombre omitido por motivos de confidencialidad).
El Consejo Nacional de Emergencias y el Consejo Nacional de Seguridad en Salud trabajaban incansablemente, con José Luis Alomía, director general de Epidemiología, a la cabeza. El país contaba con 9,000 pruebas para detectar el virus, aunque solo se habían utilizado 1,000, dejando 6,500 distribuidas en estados, hospitales y laboratorios. Ante la evidente necesidad, se previó la compra de 120,000 reacciones para pruebas adicionales.
El panorama de recursos era heterogéneo: 33,119 unidades médicas, 121,435 camas hospitalarias (incluyendo públicas y privadas) y 82,892 consultorios. Se estimaba una capacidad de hasta 1,500 camas de cuidados intensivos a nivel estatal. El personal médico incluía más de 37,000 médicos generales, 112,000 enfermeras, además de un número considerable de especialistas en áreas críticas como urgencias, neumología, infectología y epidemiología.
La respuesta gubernamental fue inmediata, aunque no exenta de controversia. La Secretaría de Salud suspendió actividades no esenciales a partir del 23 de marzo, mientras que algunas entidades, como San Nicolás de los Garza, Nuevo León, implementaron medidas restrictivas incluso antes, siguiendo las recomendaciones de la OMS.
El manejo de la información y las medidas de prevención fueron temas de debate público desde el principio, marcando un antes y un después en la percepción colectiva de la salud pública en México. La pandemia dejó una profunda huella en la sociedad mexicana, cambiando para siempre la forma de interactuar y afrontar las crisis sanitarias.