Niños en situación de calle en CDMX: la cifra oficial oculta una dura realidad

Este 12 de abril, Día Internacional de los Niños de la Calle, nos confronta con una realidad incómoda: la de los niños y adolescentes en situación de calle en la capital. Las cifras oficiales, provenientes de la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social (Sibien), reportan un número que parece irrisorio comparado con la realidad percibida por las organizaciones civiles.
El reporte del Conteo Anual 2023-2024 de la Sibien, indica 1,124 personas en situación de calle en la CDMX a marzo de 2024, de las cuales un 0.34% se encuentra entre los 12 y 17 años. Esto se traduce en aproximadamente 118 menores, una cifra que difiere significativamente de los datos históricos.
Un análisis más profundo de los reportes de la Sibien, desde el 2011 hasta 2024, muestra fluctuaciones significativas en el número de personas en situación de calle, incluyendo menores de edad. La metodología para la recolección de datos, según el propio Sipinna, presenta dificultades metodológicas para obtener un número exacto, lo cual complica la comprensión real de la problemática.
Sin embargo, la perspectiva de organizaciones como El Caracol, dirigida por Luis Enrique Hernández Aguilar, difiere radicalmente. “No es real. Tan solo nosotros en nuestro padrón tenemos más de 160 niños,” afirma Hernández Aguilar, cuestionando la validez de las cifras oficiales. Señala que la disminución en los números reportados no refleja una mejora en la situación, sino más bien, “operativos de desalojo y limpieza social” que separan a madres e hijos, exponiendo a las familias a procesos judiciales.
La problemática se extiende a la vulnerabilidad de los niños que, incluso, nacen y crecen en la calle. Bertha Bocanegra, directora de EDNICA IAP, enfatiza que la vulnerabilidad no se limita a quienes viven en la calle, sino también a quienes trabajan en ella, expuestos a violencia y exclusión en lugares como cruceros, mercados y terminales de transporte público.
El panorama es complejo. Las cifras discrepan. La realidad supera los datos oficiales. La falta de una metodología consistente y la persistencia de prácticas que vulneran a las familias, ponen en evidencia la necesidad de una mirada más profunda y un abordaje integral de esta problemática que afecta a los niños y niñas más vulnerables de nuestra ciudad.