Estados Unidos propone impuestos a remesas; México lo llama injusto

El centro de la controversia es una propuesta de ley en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el llamado "One Big Beautiful Bill", impulsada por el Representante Jason Smith (Republicano, Misuri), que contempla un impuesto del 5% sobre las remesas enviadas a México. Esta medida, según la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien leyó una carta abierta de una comisión del Senado mexicano, representaría una “injusticia discriminatoria” y una “doble tributación”.
La cifra es impactante: México recibió $64 mil millones de dólares en remesas el año pasado, un pilar fundamental de su economía. Este dinero, enviado principalmente a través de transferencias electrónicas, representa una importante inyección de recursos para comunidades rurales, impulsando su desarrollo y mejorando la calidad de vida de millones. De hecho, el 90% de estas remesas, con un promedio de $330 dólares, se envían electrónicamente, según datos del Banco de México.
Para Carlos Marentes, director ejecutivo del Border Farm Workers Center en El Paso, Texas, la propuesta es un claro ejemplo de doble imposición. “He visto trabajadores agrícolas enviar remesas y mostrar su pasaporte mexicano con visa H-2. Este dinero que ganaron trabajando, ya tuvo retenciones de impuestos por parte de su empleador. Además, al enviarlo a casa, pagan comisiones por la transferencia electrónica,” afirma Marentes.
El impacto no se limita al ámbito económico. Las remesas han sido históricamente cruciales para el desarrollo social de México. Programas como "3x1" y "2x1" impulsados por administraciones pasadas, incentivaron la inversión en obras públicas en comunidades rurales, gracias a la contribución de los migrantes y la contraparte del gobierno mexicano. Estas iniciativas permitieron la construcción de escuelas, parques, carreteras y centros comunitarios.
La preocupación reside en que este impuesto podría obligar a los migrantes a buscar métodos alternativos, menos seguros y más costosos, para enviar dinero a sus familias, afectando gravemente el desarrollo de comunidades que dependen en gran medida de estas transferencias. Se estima que alrededor del 29% de los trabajadores agrícolas, 25% de los de la construcción y 20% de los de la industria de hospitalidad y servicios de esparcimiento en Estados Unidos son migrantes, según el Pew Research Center. Muchos de ellos, provenientes de comunidades de bajos recursos, envían sus ingresos a sus familias en México, aportando a la economía de su país de origen y el desarrollo de las comunidades locales.