Clara Brugada lanza plan de 20,000 viviendas con rentas controladas en CDMX

La mandataria capitalina, Clara Brugada, desempolvó el viernes un tema que lleva años quemando las conversaciones en mercados, parques y transportes públicos: "No podemos seguir normalizando que pagar la mitad del sueldo en renta sea la regla. Esto no es movilidad social, es esclavitud moderna", sentenció durante el anuncio de lo que podría convertirse en el programa de vivienda accesible más ambicioso de América Latina.

Los detalles que marcan la diferencia:

• 20,000 viviendas en renta controlada antes de 2030
• Precios topados al 30% del ingreso familiar (desde $3,000 para salario mínimo)
• Espacios de 60 m² con servicios integrados
• Inversión inicial de $600 millones de pesos

Lo que comenzó como un experimento en edificios pilotos ahora escala a política de Estado, con reformas publicadas en la Gaceta Oficial que blindan su operación. "Esto no es caridad, es justicia espacial", remarcó Inti Muñoz Santini, secretario de Vivienda, al revelar que 53,000 familias compiten anualmente por hogares accesibles en la capital.

Los terrenos ya están asignados en zonas clave: desde el corazón del Centro Histórico hasta puntos estratégicos de Azcapotzalco y Miguel Hidalgo. La selección no es casual: Buenos Aires, El Rosario y Tacuba representan precisamente aquellos territorios donde la gentrificación ha pegado más fuerte, según los mapas de desplazamiento urbano.

Entre los beneficiarios prioritarios destacan:

• Adultos mayores con más de 20 años residiendo en la misma demarcación
• Madres solteras con empleo formal
• Trabajadores de servicios esenciales (limpieza, seguridad, comercio)
• Familias desalojadas en los últimos 3 años

La cereza del pastel viene en forma de comunidades verticales: lavanderías comunitarias, guarderías in situ y comedores colectivos que replican la vida de barrio en formato vertical. "No construimos departamentos, tejemos redes de apoyo", enfatizó Brugada al mostrar renders donde los espacios comunes ocupan casi el 40% de la superficie total.

Mientras el sol se ponía sobre el edificio sede del INVI, los asistentes al anuncio intercambiaban miradas incrédulas. Entre ellos, María de Jesús, vendedora ambulante de 62 años, resumía el sentir general: "Llevo 8 años cambiando de cuarto cada que suben la renta. Quizá ahora sí alcance a morir donde siempre viví". Sus palabras quedaron flotando entre los reflectores, mientras los planos arquitectónicos pasaban de mano en mano.

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