La Unidad de Policía Cibernética de la SSC CDMX encendió los focos rojos esta semana. Según datos internos, durante julio y agosto se registra un aumento del 40% en denuncias relacionadas con actividades ilegales en redes sociales donde menores son víctimas o victimarios. "Lo que empieza como un meme o un reto viral puede terminar en un proceso penal", advierte el comunicado oficial.
Entre los riesgos más graves que enfrentan los jóvenes internautas:
- Pornografía infantil no consensuada: Compartir imágenes íntimas entre adolescentes cae en este delito, aunque sean de sí mismos.
- Suplantación con consecuencias: Crear perfiles falsos de compañeros para burlarse ya ha derivado en casos de depresión juvenil.
- Retos que escalan rápido: Desde desafíos de TikTok que dañan propiedad pública hasta cadenas de acoso organizado.
Lo más preocupante, según los expertos, es que
el 78% de los menores no sabe que sus acciones digitales pueden tener repercusiones legales.
"Muchos creen que borrar el contenido elimina el problema, pero las capturas de pantalla y rastros digitales permanecen", explicó un oficial de la unidad especializada.
La SSC no se limitó a advertir. Diseñó una guía práctica para familias:
- Configurar juntos los ajustes de privacidad en cada red social.
- Establecer horarios de conexión y espacios libres de dispositivos en casa.
- Usar aplicaciones de control parental sin convertirlo en vigilancia invasiva.
Para casos urgentes, activaron un
canal prioritario las 24 horas. El año pasado, este servicio recibió 1,200 reportajes de
sextorsión y
ciberbullying donde estuvieron involucrados
menores de edad. Las víctimas más frecuentes: adolescentes entre 13 y 16 años.
El mensaje final de las autoridades es claro: la tecnología llegó para quedarse, pero sin orientación, los jóvenes navegan en aguas peligrosas. Mientras algunos padres debaten si quitar los smartphones, los expertos insisten en que la solución está en educación digital temprana, no en prohibiciones.
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