Víctima de violencia familiar e instituciones

Iria Becerra Madero expone su calvario de maltrato de casi dos décadas

Víctima de violencia familiar e instituciones
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Casi dos décadas de maltrato psicológico y emocional, disfrazados de amor y cariño, han sido el calvario de una mujer que hasta hoy lucha incesablemente por superarlo y poder salir adelante con sus tres hijas.


Este es el caso de Iria Becerra Madero, una guerrera de la vida, quien decidió darle voz a esta historia de violencia en silencio y exponer ante la sociedad que, aunque las mariposas” resulten ser fantasmas” nunca hay que rendirse y siempre mantenerse de pie con dignidad.


Y es que además de haber sido víctima de insultos, intimidaciones, humillaciones y amenazas de perder la patria potestad de sus hijas, durante 17 años de parte de su expareja; en múltiples ocasiones, también ha sido revictimizada por las propias instituciones de procuración de justicia.


Fue en 2002 cuando Iria conoció a Daniel y tras varios meses de noviazgo deciden iniciar una relación en unión libre, que por cuestiones laborales los llevó a lugares como Monterrey, Veracruz, Canadá, Ciudad de México y Hermosillo; donde por razones que todavía no alcanza a comprender, ella perdonó al menos cuatro infidelidades.


Cuando lo conocí parecía una persona muy amable, siempre demostró ser muy educado, me gustaba mucho de él que era muy caballeroso todo el tiempo, después que lo conocí él me invito a salir y salimos, después fuimos a una boda de unos amigos y de ahí empezamos nuestra relación”, recordó.


Tras cinco años de altibajos en la relación, en 2007 nace la primera hija y a partir de ese momento las actitudes machistas se hacen cada vez más notorias y agresivas con expresiones denigrantes hacia ella y la pequeña bebé, pero todos los maltratos verbales eran expresados con un cierto toque de ternura que los hacía más digerible.


Nació la niña y sus cariños eran muy ofensivos, como ¡ay qué bonita niña, se parece a su mamá, pero no importa, así la voy a querer; o ¡ay, es que es que estás tontita para hacer eso, mejor lo hago yo!; todos sus maltratos eran bonitos”, comentó.


En 2015 ya con dos hijas deciden casarse, pero la violencia psicológica nunca cesó, por el contrario, se agravó y sin darse cuenta comenzó a alejarse de su círculo de amigos, y tras una separación en la que hubo un acuerdo de manutención, él decide reducir el apoyo a mil pesos mensuales y obliga a las niñas a modificar su estilo de vida.


Tras varios hechos de violencia a los que Iria y sus tres hijas fueron sometidas, acude a interponer una denuncia ante el Ministerio Público pero el pleito entre la expareja se va a los juzgados y la ineficiencia de las autoridades ocasiona que casi pierda la patria potestad.


Voy (a la AMIC) con el licenciado y no estaba, me dicen que regrese en la tarde, regreso a las seis y media de la tarde, lo espero una hora y le pido una orden de protección para mis hijas porque yo no quiero que vaya a las escuelas por ellas, me dice: mire, si yo le doy la orden de protección va a salir el nombre de las niñas y va a salir delito y queremos proteger su identidad”, expuso.


Cuando llego a la escuela me dicen que trae una demanda y viene por la niña, yo me opuse, llegan dos actuarias, la sicología, sus dos abogadas, él y el abogado del colegio; el abogado del colegio ve los papeles que trae él y me dice, señora yo no le puedo entregar a la niña a usted, porque aquí no dice el nombre de la niña”, añadió.


Pero afortunadamente antes de hacer la entrega de la niña al padre, la actuaría solicitó a ambas partes acudir ante la juez y pese a que su carro estaba ponchado corrió cerca de 5 kilómetros para atender la cita y tras abrir una declaración de violencia cometida en contra de las niñas la juez decide regresarle a su hija mientras se resuelva de fondo el caso.


Ahora con una vida totalmente diferente a la que llevó por muchos años enfrenta el proceso por la patria potestad de sus hijas, pero con la tranquilidad de que las están con ella.


Vivo de comida que vendo, de casas que limpio, de niños que cuido, vivo de lo que me da mi mamá y mis hermanas, porque se juntan al mes y me depositan una cantidad para ayudarme, de eso vivo”, detalló.


Ante los casos de mujeres que por temor o vergüenza mantienen en silencio los casos de violencia a los que han sido sometidas, hizo un exhorto a denunciarlos ya que nadie tiene el derecho de hacerles daño.

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