Por: Francisco Lara Valencia
Nogales, Arizona.
Con una población que ronda los 300,000 habitantes y una economía pujante, Nogales, Sonora batalla para suministrar el agua que necesitan los hogares y empresas de la ciudad. Los factores que explican esta dificultad son diversos y complejos, pero uno de suma importancia es la variabilidad y las limitaciones de las fuentes de abastecimiento disponibles localmente.
Nogales depende totalmente del agua que extrae del subsuelo en las cuencas de los ríos Santa Cruz y Los Alisos y del arroyo Los Nogales. Actualmente la galería filtrante, los pozos y las norias que son parte del sistema de agua potable de la ciudad producen aproximadamente 700 litros por segundo (lps), aunque la capacidad del sistema se estima que es el doble de ese volumen. Si operara a su capacidad máxima, el sistema actual podría abastecer las necesidades del doble de la población y negocios que existen actualmente en la ciudad, sin considerar que el 15% de la población no recibe agua entubada y otro porcentaje significativo la recibe en forma intermitente. Sin embargo, aunque el agua del subsuelo ha sido y seguirá siendo la fuente más importante de agua para Nogales, cada vez es menos seguro depender de ella.
Por una parte, los acuíferos de la ciudad tienen una capacidad de almacenamiento limitada y su nivel freático es altamente sensible a variaciones en el patrón de lluvia local como lo constatamos este verano cuando los pozos y norias se “arrastraron” al punto de poner en riesgo el suministro de agua a la población.
Por otra parte, el tipo de urbanización dominante en Nogales reduce las áreas de infiltración y la recarga del acuífero al destruir encinales y otras áreas naturales sustituyéndolas con planchas de concreto y pavimentos. Estas dos condiciones, en combinación con los efectos locales de un clima cambiante a escala global, hacen urgente valorar el desarrollo de fuentes alternativas de agua para la ciudad.
Una alternativa que he propuesto antes es la creación de una red de infraestructura verde en ambos Nogales. La infraestructura verde consiste en la ubicación estratégica de estructuras que usan el suelo y plantas para reducir la velocidad de los escurrimientos que provocan las lluvias de verano e invierno y facilitan la recarga del acuífero con agua limpia. También incluye la cosecha de agua de lluvia en casas, negocios y escuelas.
Una alternativa más compleja, pero de enorme potencial para Nogales es el reúso de aguas residuales tratadas. Muchas ciudades del mundo han aceptado desde hace años que la única forma de aumentar y asegurar un suministro adecuado de agua es reciclando y reusando el agua residual. Un ejemplo cercano es Tucson que desde 1984 usa agua tratada para usos indirectos como irrigar parques públicos y campos de golf, enfriar equipos industriales, y recargar acuíferos. Esto le permite a Tucson disponer de mayores cantidades de agua para uso doméstico y comercial y asegurar un suministro estable en el futuro. De hecho, el aprovechamiento de las aguas residuales en Tucson y otras ciudades de Arizona podría ampliarse en los próximos meses debido que el Departamento de Calidad Ambiental de Arizona (ADEQ por sus siglas en inglés) está dando pasos acelerados para promover el reúso de agua residual tratada para usos humanos directos como beber, cocinar y bañarse.
La ciudad de Nogales produce actualmente cerca de 800 lps de aguas residuales que son procesadas en las plantas de tratamiento de Los Alisos y Rio Rico, Arizona. Poco más del 72% de este caudal lo recibe la planta internacional de Rio Rico, que en 2024 procesó un promedio de 580 lps de aguas residuales de Nogales. Luego de recibir un nivel de tratamiento que elimina patógenos y contaminantes químicos, el agua tratada se deposita en el lecho del Río Santa Cruz alcanzado un volumen comparable al 80% de la cantidad de agua potable que la ciudad suministra a sus residentes, empresas maquiladoras, comercios, y edificios públicos. Técnicamente la totalidad del efluente tratado en la planta de Rio Rico pertenece a Mexico y podría ser aprovechado por Nogales para abastecer de agua a 240,000 personas y a cientos de centros de trabajo.
Algunos aprovechamientos posibles son la recarga de los mantos freáticos en la cuenca del Rio Santa Cruz y la restauración de hábitats ribereños que dan abrigo y sustento a una variedad de fauna silvestre y que son parte de un importante corredor de aves migratorias en Norteamérica. También podría aprovecharse para suministrar agua a empresas maquiladoras y otros establecimientos que usan el líquido en forma intensiva en operaciones de limpieza, enfriamiento y construcción. Parte del agua tratada podría ser utilizada en la irrigación de parques y jardines y en el riego de calles y camellones. Desde luego que la materialización de estos escenarios requiere la creación de infraestructura y sistemas para del retorno del efluente desde Arizona, o la retención del agua residual de Nogales antes de que cruce la frontera. Como es fácil imaginar, cualquiera de estas condiciones supone retos significativos considerando las barreras financieras y técnicas que limitan actualmente el desarrollo de infraestructura urbana en Nogales.
Sin embargo, estas barreras se debilitan si dejamos de pensar en el agua residual como un líquido, y nos enfocamos en el valor que tiene para quienes se benefician actualmente de su uso directo e indirecto. El agua descargada por la planta internacional de Rio Rico produce enormes beneficios ecológicos, culturales, y económicos para usuarios, visitantes y propietarios del Río Santa Cruz y ya han sido monetizados por investigadores de la Universidad de Arizona. Por ejemplo, las casas próximas al río ganan $3,900 dólares en valor gracias a la belleza del paisaje frondoso y verde que el agua tratada de Nogales hace posible en el Río Santa Cruz. También genera beneficios para Tucson que para crecer debe probar que tienen reservas de agua suficientes para los próximos 100 años. La lista de beneficiarios potenciales también incluye a empresas extractivas y de otro tipo que necesitan mucha agua para su operación y producción. Las posibilidades son muchas y se amplían con cada día que pasa y los riesgos del cambio climático se hace cada más presentes. ¿Qué puede hacer Nogales para capturar al menos una porción de ese valor y usarlo en su propio beneficio? Lo primero es abandonar la idea de que el agua residual es un desecho y lo segundo es pensar en una estrategia para capturar su valor y transferirlo al sur de la frontera.