Doris Aguilar, una joven de 25 años, desapareció sin dejar rastro el 1 de julio. Su familia, angustiada por la falta de noticias, reportó su ausencia al día siguiente. Su auto, abandonado en un centro comercial, solo ofrecía un silencio inquietante. Su teléfono, apagado, se sumó al misterio que envolvía su desaparición.
La investigación condujo a un hallazgo macabro: los cuerpos de Doris y Juan Cuellar, un hombre de 51 años, se encontraron dentro de un vehículo en el estacionamiento de un restaurante, días después de la desaparición de la joven. Las autoridades confirmaron que Doris Aguilar murió por un disparo en la cabeza, mientras que Juan Cuellar se quitó la vida.
Un informe del médico forense arrojó luz sobre el trágico desenlace. Cuellar, un conductor de Lyft que vivía en su automóvil, solía estacionar en el lugar donde encontraron los cuerpos. Un amigo, preocupado por él, lo encontró dormido en el auto junto a Doris, aparentemente sin percatarse de la tragedia que se escondía en su interior. Días después, al regresar, la escena era la misma, pero esta vez, la tragedia se había consumado.
Dentro del vehículo, se encontró un cuaderno que contenía las confesiones de Cuellar. En sus garabatos, relataba su obsesión por Doris, revelando que era un acosador. Un fragmento del escrito decía: "Fue un accidente...tenía mi arma al lado de la silla y ella la tomó. No sabía que el seguro estaba desactivado. Fui a tomar el arma y se disparó. Entré en pánico y me fui. Sé que iba a ser mi culpa sin importar qué. No podía soportar estar sin ella en mi vida, así que también me fui para verla. Tengo un corazón grande y ella lo tiene siempre."
Las autoridades aún no han confirmado la veracidad de estas palabras. Los registros de vigilancia mostraban a Doris y Cuellar juntos el día de su desaparición, subiendo al vehículo del hombre para partir hacia un destino desconocido. La familia de Doris afirmaba que Cuellar tenía un historial de acoso hacia la joven, con quien había trabajado en el mismo edificio antes de ser despedido.