La noticia central gira en torno a la nueva ley aprobada por el Ayuntamiento de Phoenix, que reduce la edad mínima para conducir patinetes eléctricos de 18 a 16 años. Esta decisión, tomada justo antes de Navidad, ha generado un debate entre quienes la ven como una medida de inclusión para los adolescentes y aquellos preocupados por la seguridad vial.
Entre los concejales que apoyaron la iniciativa, se argumentó la paridad con la edad para conducir automóviles (16 años) y la necesidad de facilitar el acceso a la educación para los jóvenes. Sin embargo, no todos comparten este optimismo. La concejala del Distrito 6, Kesha Hodge Washington, expresó sus "dudas sobre si un joven de 14 o 16 años compartirá la carretera con nuestros automovilistas de manera segura".
Este cambio legislativo en Phoenix presenta una situación particular: la ley no exige el uso de casco para menores de 18 años, una postura que contrasta con la de otras ciudades del área. Scottsdale adopta la misma política, mientras que Tempe sí exige el uso de casco para menores de 18 años, respaldando su postura con datos concretos. "Tenemos ejemplos de personas que usaron cascos en accidentes y sobrevivieron gracias a eso", afirma Shelly Seyler, del departamento de transporte de Tempe.
La discrepancia en las regulaciones resalta la importancia del debate sobre seguridad. El Dr. Fredrick Rivara, experto en seguridad vial, advierte sobre los riesgos, especialmente considerando que "las lesiones en la cabeza son la causa más común de lesiones graves u hospitalizaciones por andar en bicicleta", y prevé que esto se replicará con los patinetes eléctricos. Además, el Dr. Rivara destaca un punto crucial: "Si pones a un niño de 14 años que pesa 140 libras en él, [el scooter] irá mucho más rápido que si pones a un adulto de 250 libras en él".
Es importante recordar que, a pesar de la reducción de la edad para conducir patinetes propios, se mantiene la exigencia de 18 años para alquilar patinetes a través de aplicaciones como Bird, Lime o Spin. La situación deja en evidencia la necesidad de una regulación armonizada y la importancia de la concientización sobre la seguridad vial, especialmente entre los usuarios más jóvenes.