Texas intensifica redadas contra migrantes con operativo estatal-federal

Según documentos obtenidos por The Texas Tribune, el Departamento de Seguridad Pública (DPS) ha arrestado a más de 3,100 personas en lo que va del año bajo la llamada "Operación Lone Star 2.0", una estrategia que traslada recursos policiales desde la frontera hacia ciudades como Austin, Dallas y Houston. Lo que llama la atención es el perfil de los arrestados: casi el 90% fueron detenidos por supuestas violaciones migratorias federales, un área que tradicionalmente compete exclusivamente al gobierno central.
Lo más polémico: aunque el gobernador Greg Abbott asegura que se enfocan en "migrantes peligrosos", los registros muestran arrestos de personas sin antecedentes. Durante una redada en Hays County, decenas fueron detenidos en una fiesta familiar, incluidos niños. Ninguno figuraba en bases de datos criminales, pero todos enfrentaron cargos por entrada ilegal al país.
El operativo avanza con un presupuesto millonario: la legislatura texana aprobó $3,400 millones adicionales para seguridad fronteriza, con parte destinada a estas unidades móviles. Mientras, una nueva ley obligará a más condados a cooperar con ICE, ampliando el alcance de las detenciones. Organizaciones como FIEL documentan cómo patrullas estatales esperan cerca de comunidades migrantes para realizar paradas de tránsito que derivan en deportaciones.
Las cifras reales podrían ser mayores. DPS admitió colaborar en un operativo federal que arrestó a 800 personas en un solo mes, aunque no aclaró si se incluyen en su conteo oficial. Familias enteras han sido separadas: en un caso emblemático, un padre fue arrestado por una infracción de tránsito en Austin, y días después, su esposa e hijos (dos de ellos ciudadanos estadounidenses) fueron expulsados del país.
Esta maquinaria estatal-federal opera con opacidad. El DPS se niega a revelar criterios de selección o el destino final de los detenidos. "Una vez en custodia federal, perdemos rastro de ellos", reconoció la portavoz Sheridan Nolen. Lo único claro: Texas ya no espera permiso para actuar en lo que considera una crisis migratoria. La frontera, ahora, es todo el estado.