La investigación policial, meticulosa y exhaustiva, desentrañó poco a poco los detalles de lo ocurrido. Testigos presenciales describieron haber visto a un individuo disparando repetidamente contra una persona que se encontraba en una camioneta verde. El agresor, lejos de huir, regresó al lugar momentos después para finalmente desaparecer con el vehículo y su ocupante en su interior.
La camioneta fue localizada más tarde, abandonada. En su interior, yacía sin vida la víctima, con heridas de bala que le causaron la muerte. La policía, tras un operativo en el vecindario, recuperó un rifle que se presume es el arma homicida utilizada en el crimen.
Edgar Cano Quintero, de tan solo 16 años, fue identificado como el principal sospechoso y detenido el 27 de diciembre. Según informes policiales, Quintero confesó su presencia en el lugar de los hechos y admitió haber tenido el arma homicida en su poder.
Las autoridades presentaron cargos de asesinato en primer grado, robo a mano armada, hurto, abandono y ocultación de un cadáver y manipulación de pruebas contra el joven. La gravedad de los delitos cometidos ha llevado a que Quintero sea procesado como adulto, enfrentando una fianza de $1 millón de dólares.
El caso plantea interrogantes sobre la violencia juvenil y las implicaciones legales de los crímenes cometidos por menores de edad. La investigación continúa su curso, buscando esclarecer todos los detalles de este trágico suceso que sacudió la comunidad de Mesa.