La tranquilidad se quebró para Tammy Johnson, quien, durante una caminata rutinaria, se topó con una escena dantesca: decenas de animales —caballos, cabras, incluso cerdos— yacían sin vida, esparcidos por el desierto. Algunos presentaban cuerdas atadas a sus patas, lo que inicialmente generó preocupación por posibles actos de crueldad animal. “Es repugnante, es inhumano,” afirmó Johnson en una entrevista, describiendo el hallazgo como una experiencia profundamente perturbadora.
Este no es un caso aislado. Meses atrás, el fotógrafo Ray Cooper, en Morristown, encontró un caballo en similares circunstancias, lo que alimentó las sospechas de maltrato. Sin embargo, la investigación de la Oficina del Sheriff del Condado de Maricopa, liderada por el detective Warren Voight, arrojó una conclusión diferente. Según Voight, la evidencia apunta a un vertedero ilegal, no a actos de tortura.
“Lo que parece es que alguien está usando esa zona para arrojar animales que pueden haber muerto en el patio trasero,” explicó Voight, aclarando que la escena incluía basura doméstica, como sofás y bolsas de residuos, colocando el foco en la ilegalidad de la disposición de los animales, no en la crueldad.
El detective detalló el modus operandi: los animales, principalmente los de mayor tamaño, son transportados en vehículos y abandonados en zonas remotas. “Mientras se alejan, el animal se desliza fuera del vehículo y luego lo dejan allí,” describió Voight, atribuyendo la práctica a la reticencia de los propietarios a pagar los costos de eliminación legal de animales grandes, que pueden llegar a varios cientos de dólares.
Las consecuencias legales son significativas. El abandono ilegal de animales de más de 136 kilos se considera un delito grave, mientras que para animales de menor peso, se clasifica como un delito menor. El detective Voight enfatizó la existencia de alternativas legales y económicas, como el vertedero de Buckeye (cerca de MC 85) para animales grandes, y servicios de incineración veterinaria para animales pequeños. Para los residentes del condado de Maricopa no incorporado, los animales de hasta 70 libras pueden desecharse en los contenedores de basura domésticos.
El caso destaca la necesidad de opciones accesibles y asequibles para la disposición adecuada de animales fallecidos, evitando la creación de vertederos ilegales y protegiendo el medio ambiente del West Valley.