Nuevo centro de monitoreo en Phoenix busca mejorar la seguridad en zona conflictiva
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La zona de la 27th Avenue y Camelback Road, conocida como "The Track" o "The Blade", ha sido durante años un foco de actividad delictiva y prostitución en Phoenix, Arizona. Residentes como Marvin Scott, un vecino de larga data, han expresado su frustración: "Es desafortunado, porque no son los residentes. Es gente de fuera del vecindario la que viene a esta área". Esta situación llevó a la formación de una coalición entre vecinos, negocios y escuelas, incluyendo la Grand Canyon University (GCU), para buscar soluciones concretas.
La respuesta llegó en forma de un centro de monitoreo policial en tiempo real, una iniciativa conjunta entre el Departamento de Policía de Phoenix y la GCU. Ubicado justo frente al campus universitario, este centro operará las 24 horas del día. Robert Handy, director de seguridad pública de GCU, explica: "Reúne todas nuestras cámaras de seguridad, lectores de matrículas, detectores de disparos y otras herramientas de la policía de Phoenix. Nos conecta constantemente con ellos en tiempo real para ayudar a mantener seguro el vecindario y nuestro campus".
El centro cuenta con acceso a más de 500 cámaras en el campus y áreas circundantes. La inversión realizada por la GCU en los últimos diez años en esfuerzos de reurbanización asciende a la impresionante cifra de $170 millones de dólares. Esta iniciativa, bautizada como "27th Collab", incluye la participación activa de la comunidad, demostrando un compromiso a largo plazo con la seguridad y el desarrollo de la zona.
Aunque la zona sigue presentando desafíos, las estadísticas muestran un progreso notable. Según Handy, los crímenes violentos han disminuido en un 20% en los últimos dos años, y la delincuencia en general ha bajado un 30% cerca de la universidad. "Aún necesita mejorar, pero estamos entrando en una fase de restauración y reurbanización porque ahora es más seguro que en los últimos 15 a 20 años", afirma Handy.
La colaboración entre instituciones educativas, fuerzas policiales y la comunidad local representa un ejemplo de cómo la tecnología y el trabajo conjunto pueden contribuir a transformar entornos complejos y contribuir a una mejora sustancial en la calidad de vida de los residentes.