Arizona lanza 'Operación Guardián del Desierto': Frontera en alerta máxima

En medio de este contexto, la gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, ha tomado una decisión crucial. Ante la disminución del 65% en los encuentros con migrantes en la frontera suroeste, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP), ha puesto en marcha un ambicioso plan de seguridad fronteriza.
Se trata de la Operación Guardián del Desierto, una fuerza de tarea conjunta que involucra al Departamento de Seguridad Pública de Arizona, el Departamento de Asuntos de Emergencia y Militares, y el Departamento de Seguridad Nacional del estado. Esta operación, que abarcará cuatro condados fronterizos, se enfocará en desmantelar las operaciones de tráfico de drogas y trata de personas llevadas a cabo por los cárteles.
"Estoy segura de que podemos dar un importante paso adelante en nuestro trabajo continuo para asegurar la frontera," declaró la gobernadora Hobbs en un comunicado. El financiamiento provendrá, en parte, del Fondo de Seguridad Fronteriza del estado, que cuenta con un saldo aproximado de $28 millones de dólares.
La implementación de este plan ha generado diversas reacciones. Mientras algunos aplauden la medida como necesaria para controlar el flujo migratorio y combatir el crimen organizado, otros expresan preocupaciones sobre el impacto en los derechos humanos y la posibilidad de un aumento de la militarización de la frontera. Entre los puntos de controversia, se mencionan informes sobre la expansión del uso de drones Predator por parte de la CIA para vigilar a los cárteles mexicanos, y las propuestas de leyes que plantean recompensas por la detención de inmigrantes indocumentados.
Además de la Operación Guardián del Desierto, se han registrado en las últimas semanas numerosas protestas a favor y en contra de las políticas migratorias, algunas de ellas con enfrentamientos entre manifestantes y la policía. Las autoridades locales se mantienen en alerta máxima ante la posibilidad de nuevos disturbios. La situación, sin duda, es compleja y evoluciona rápidamente, con implicaciones tanto para México como para Estados Unidos.