El éxodo de personajes clave dentro de la compañía, que comenzó el año pasado, no ayuda. Recientemente, la CTO de OpenAI, Mira Murati, anunció su salida. Esta situación se suma a la incertidumbre que rodea a la compañía, que busca desesperadamente inversión para seguir su camino.
OpenAI necesita recaudar una gran cantidad de dinero, se habla de entre seis mil quinientos y siete mil millones de dólares, sobre una valoración de 150 mil millones de dólares. Sin embargo, las cosas se han puesto difíciles debido a los movimientos internos, la competencia cada vez más fuerte y la inutilidad, hasta ahora, de la IA generativa para crear aplicaciones de alto riesgo que generen ganancias significativas para las empresas.
Apple, que comanda Tim Cook, ha sido la primera en decidir no invertir más en OpenAI por ahora. Se retiró recientemente de las conversaciones para la ronda de financiación, que debe cerrarse esta semana.
Otras compañías, como Microsoft y Nvidia, también han estado en conversaciones para participar. Se esperaba que Microsoft invirtiera alrededor de mil millones de dólares, después de haber invertido ya 13 mil millones en la compañía. Sin embargo, la semana pasada, Mustafa Suleyman, jefe de Inteligencia Artificial de Microsoft, anunció que la compañía cambiará su estrategia para crear sus propias herramientas generativas. Esto podría dejar fuera de los planes de inversión a la compañía de Sam Altman.
La creadora del ChatGPT está urgida de dinero. Su principal estrategia para mejorar los modelos es simplemente hacerlos más grandes, mucho más grandes y, por tanto, mucho más caros. Es probable que pierdan dinero en cada consulta de uso, una vez que se tienen en cuenta los costos de entrenamiento. Incluso podrían preferir recaudar más dinero del que esperarían recibir, dada su voraz necesidad de GPU para entrenar modelos cada vez más grandes.
La semana antepasada, se corrió el rumor de que su nueva ronda de financiación había superado la oferta, lo que significa que la demanda para participar en la ronda excedía la cantidad de dinero que estaban dispuestos a aceptar. Y, según se supo, la misma semana pasada, OpenAI estaba en una posición privilegiada, de dictar las condiciones (por ejemplo, se dijo que el tamaño mínimo de la inversión sería de 250 millones de dólares).
Pero eso fue la semana antepasada. Mucho ha cambiado desde hace unos días. Y más que eso, me pregunto cuánto de eso fue publicidad exagerada para impulsar inversiones y cuánto dinero se ha comprometido en su totalidad.
Si la ronda fracasa y los inversionistas se echan para atrás, OpenAI podría verse en problemas. Se dice que sus pérdidas operativas son del orden de los cinco mil millones de dólares, y competidores como Meta y Google están claramente acercándose a ellos.
OpenAI todavía no ha lanzado GPT-5 ni Sora y, si no reciben una nueva inyección de efectivo, podrían quedarse sin dinero antes de que eso ocurra.
Si OpenAI tropieza, esto tendrá un efecto dominó. Incluso si consiguen algún financiamiento, si las condiciones se vuelven menos favorables, Silicon Valley lo sabrá. La gente reconsiderará inmediatamente la valoración de Nvidia y comenzará a reconsiderar otras condiciones pendientes y futuras para otras empresas. Para las compañías de IA, la vida se volverá más difícil.
Si la ronda de financiación no sale como se ha anunciado, será un gran problema. Tal vez lo más probable es que la empresa haga algunas concesiones importantes para conseguirlo, y eso tendrá consecuencias para toda la industria.