El futuro de $52.7 mil millones en chips está en juego: ¿qué significa para la tecnología?

El foco de atención se centra en la Ley CHIPS y Ciencia, aprobada en 2022. Esta ley, con una inversión de $52.7 mil millones de dólares en subsidios para la fabricación de semiconductores, ha sido el eje de una intensa polémica. El Presidente Donald Trump ha realizado fuertes declaraciones, calificándola como “una cosa horrible, horrible”, y proponiendo su derogación para destinar esos fondos a la reducción de la deuda nacional.
Estas declaraciones no son una sorpresa. La administración Trump ha mostrado desde un principio un interés en renegociar o incluso anular los acuerdos alcanzados durante la administración Biden. Este punto es crucial, ya que empresas como Intel, Samsung, TSMC y Micron recibieron importantes subvenciones bajo la Ley CHIPS, con asignaciones que llegan a los miles de millones. Por ejemplo, Samsung recibió $4.745 mil millones, Intel hasta $7.86 mil millones, TSMC $6.6 mil millones y Micron $6.1 mil millones.
La situación se complica aún más. El Secretario de Comercio, Howard Lutnick, si bien ha elogiado el programa, también ha mencionado la necesidad de revisar las adjudicaciones hechas bajo la administración anterior. Mientras tanto, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha declarado que la ley “es la razón por la que Micron está trayendo $100 mil millones y 50,000 empleos al centro de Nueva York”, evidenciando el impacto directo de la Ley CHIPS en la economía estatal.
Añadamos otro factor. Esta semana se reportó el despido de aproximadamente un tercio del personal del Departamento de Comercio de Estados Unidos encargado de supervisar los $39 mil millones en subsidios para fabricantes de chips. Esta noticia, junto con los comentarios del presidente Trump y la revisión de los proyectos otorgados, crea un panorama de incertidumbre para las empresas involucradas y el futuro de la industria de semiconductores en el país.
Mientras tanto, TSMC, a pesar de las declaraciones presidenciales, anunció una nueva inversión de $100 mil millones de dólares en Estados Unidos, incluyendo la construcción de cinco nuevas instalaciones de producción de chips en los próximos años. Sin embargo, la viabilidad de este proyecto a largo plazo permanece incierta ante el contexto político actual.
La situación pone de manifiesto el delicado equilibrio entre las políticas económicas nacionales, las inversiones extranjeras y la seguridad nacional en un sector estratégico como el de los semiconductores. La incertidumbre generada por las declaraciones presidenciales y los cambios internos en el gobierno estadounidense plantean interrogantes sobre el futuro de las inversiones en este campo y su impacto en el desarrollo tecnológico.