NUEVA YORK
El mexicano se sube a la loma a buscar la ventaja en la SDLA.
Qué buen ojo tienen los Orioles.
Baltimore disputa su primera postemporada desde 1997 con un plantel en el que abundan peloteros descartados por otros equipos. El caso de Miguel González es tal vez el más notable de todos.
El encargado de abrir el miércoles por los Orioles en el tercer juego de la serie de primera ronda de la Liga Americana contra los Yanquis de Nueva York fue descubierto por pura casualidad en la pelota de invierno de su natal México.
Fred Ferreira, el septuagenario scout que Baltimore contrató como su nuevo director de sus operaciones internacionales, se fijó en el derecho de 28 años cuando le vio sacar los tres outs de una entrada con nueve strikes.
Ni corto ni perezoso, Ferreira llamó a Dan Duquette —el recién nombrado vicepresidente ejecutivo de los Orioles— y le indicó que González podría ser una pieza valiosa para el club.
En la lista de talentos aparecen también Bernie Williams, Vladimir Guerrero y Orlando Cabrera, entre otros.
González firmó un contrato de ligas menores el 28 de febrero, cuando la pretemporada ya había comenzado.
Fue el golpe del destino que el nativo de Guadalajara había esperado después de más de siete temporadas lanzando en las menores y sufrir dos lesiones graves en la rodilla y codo.
“Aunque haya tenido mis altas y bajas, tenía siempre la esperanza de llegar a Grandes Ligas”, dijo González el martes. “Y el sueño se me hizo. Tuve la oportunidad y nadie me la quita”.