DETROIT, Mich
A dos años del fin del contrato, asegura no quererse ir.
Mientras Justin Verlander se acerca a su cumpleaños número 30 y enfrenta la segunda mitad de su carrera, quisiera seguir vistiendo el uniforme de los Tigres.
“No he ocultado el hecho de que me encanta Detroit”, dijo Verlander. “Me crié ante estos fanáticos. Siento que he formado gran parte de esta ciudad y que esta ciudad se ha convertido en gran parte de mí. Entonces, obviamente me encantaría jugar mi carrera aquí.
“He dicho esto anteriormente, que la mayor meta es el Salón de la Fama, y me gustaría entrar al Salón de la Fama con esa ‘D’ del inglés antiguo en el pecho. Eso es poco común hoy en día, que alguien juegue por un solo equipo en toda su carrera. Si ves lo que hizo Chipper Jones (en Atlanta), pues eso es algo especial.”
Ha surgido este tema debido al contrato de Verlander. Quedándole dos temporadas en el pacto de cinco años que firmó antes de la temporada del 2010, el derecho está al punto ahora en que muchos equipos exploran la posibilidad de darles extensiones a sus jugadores. Es decir, Verlander está lo suficientemente lejos de la agencia libre como para ver con buenos ojos la seguridad de un contrato a largo plazo, y a la vez ha hecho suficiente en su carrera para que los equipos sepan qué están comprando.
Los Tigres tienen un historial de “amarrar” a sus brazos. Jeremy Bonderman y Nate Robertson estaban a dos años de la agencia libre cuando firmaron extensiones con Detroit. Así fue el caso con Verlander también cuando éste firmó su contrato actual.
Hasta ahora, la directiva de los felinos no ha querido decir mucho al respecto. De su parte, Verlander afirma que no se ha hablado nada.
“No ha habido pláticas”, dijo el estelar del montículo, quien agregó que no sabe si son inminentes las negociaciones con el club.
Pero eso no significa que no las vaya a haber. Verlander dijo básicamente lo mismo hace tres años para esta altura del año. Dos semanas después de eso tenía su nuevo contrato.
Ahora bien, su próximo pacto será mucho más complicado.
Cuando los Tigres firmaron a Verlander la última vez, era un lanzador en ascenso con 25 años de edad, a punto de unirse a la élite de Grandes Ligas. Venía de ganar 19 juegos y había ido a dos Juegos de Estrellas, pero aún no había alcanzado todo su potencial.
En estos momentos es la crema de los pitchers. Su Triple-Corona de pitcheo en el 2011 y sus varios juegos casi sin hit (y ni hablar del no-hitter el 7 de mayo de ese año) lo han convertido en una superestrella. Su 2012 confirmó esa condición, ya que el derecho prácticamente llevó él solo a Detroit a un triunfo sobre Oakland en la Serie Divisional.