NUEVA YORK
Santos no pudo conseguir un valioso primero y diez para ganar a Pats.
Cuando un entrenador juega con la mera intención de no perder ante Tom Brady tiene prácticamente garantizada la derrota. Eso fue exactamente lo que le ocurrió el domingo a Sean Payton y también a su coordinador defensivo Rob Ryan, con los Santos de Nueva Orleáns.
Una de las remontadas más estupendas de Nueva Inglaterra desde 2001, cuando Brady entró a escena, se vivió en el último cuarto. Fue un momento de gran dramatismo, que quedará en el recuerdo de los aficionados que siguieron el encuentro en el estadio y por la televisión.
Y pese a que Brady lleva años ganando partidos apretados y Super Bowls, el ataque del domingo no llegó a buen puerto por arte de magia. Una serie de decisiones de ambos equipos derivó en ese pase de 17 yardas a Kenbrell Thompkins, quien se encontraba en la zona prometida y anotó con cinco segundos restantes, para que Nueva Inglaterra se impusiera por 30-27.
El problema con muchas decisiones que tomaron los Santos es que resultaron muy conservadoras, al ataque y a la defensiva.
“Hay partidos como éste en los que meditas mucho una jugada específica o una serie de jugadas”, dijo Payton. “Fuimos capaces de frenarlos a la defensiva, pero no de lograr ese primer down que necesitábamos. Ello les dio la oportunidad de irse al frente y ganar el partido, y lo hicieron. Realizaron una jugada realmente buena”.
Nueva Orleáns tomó la ventaja por 24-23 con 3:29 minutos restantes, gracias a un brillante pase de Drew Brees al novato Kenny Stills. Pero luego, los Patriotas volvieron a tener el balón en tres ocasiones, una cifra asombrosa.