Mike Tomlin cree que es momento de que los Acereros de Pittsburgh aguanten y se callen.
Énfasis en callarse.
“Hablar no lleva a nada”, aseguró Tomlin el martes.
Tampoco fracasar en Cincinnati como lo hicieron los Acereros (5-5-1) durante una sorprendente derrota por 41-10 ante los Bengalíes que avergonzó a los jugadores y enfureció a Tomlin.
Aunque el entrenador ya está más tranquilo, está consciente de que su equipo necesita mejorar y hacerlo rápido si quiere tener alguna posibilidad de ser un factor a medida que se acerca la Navidad.
Tomlin indicó que está “abierto a todas las posibilidades” cuando se trata de averiguar cómo corregir una defensa que ha permitido 41 puntos en dos juegos consecutivos. Eso significa hacer cambios de personal y en la estrategia, aunque eso es algo que sólo los jugadores pueden arreglar y que Tomlin no tiene el control una vez que inician las jugadas.
“Es una batalla del hombre contra sí mismo”, advirtió Tomlin. “Tenemos que desafiarnos a nosotros mismos y tenemos que profundizar y dar lo mejor de nosotros para afrontar esos desafíos”.
Algo que Pittsburgh no logró ante los Bengalíes. Cuando la ofensiva de Cincinnati no estuvo golpeando a la diezmada defensa de los Acereros, la defensiva de los Bengalíes acosó a la novata ofensiva de Pittsburgh.
Tomlin reconoció que tomará tiempo para que su equipo se sacuda este mal momento y agregó que no lo olvidarán, pero deberán seguir antes de enfrentar el domingo a Baltimore, que lidera la División Norte de la Conferencia Americana, en el Heinz Field.
Los Acereros perdieron por barrida ante los Bengals y una derrota ante los Ravens prácticamente los dejaría sin posibilidades de ganar una división desigual. Los cuatro equipos tienen grandes triunfos, así como decepcionantes derrotas, o en el caso de Pittsburgh, un espantoso empate 16-16 ante Detroit, que sigue sin ganar.
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