Los Marlins, que buscaban romper su sequía de victorias contra Washington, lograron llevarse la victoria por la mínima, 4-3, en un encuentro que se extendió hasta la décima entrada.
Valente Bellozo, el abridor mexicano de los Marlins, brilló en el montículo con una actuación dominante en las primeras seis entradas. Su pitcheo impecable mantuvo a raya a la ofensiva de los Nacionales, limitándolos a tan solo tres hits. Sin embargo, la ventaja que construyó Bellozo se desvaneció en las entradas posteriores, obligando a los Marlins a una remontada épica.
Los Nacionales se adelantaron en la pizarra con un doble remolcador de Fortes en la sexta entrada, rompiendo el dominio de Gore, quien hasta ese momento había mantenido a raya a la ofensiva de los Marlins. Pero Miami no se dejó amilanar y respondió con una racha de hits que empató el marcador en la octava. El heroísmo llegó en la décima, con un sencillo remolcador de Edwards que sentenció la victoria para los Marlins.
Este triunfo les da un respiro a los Marlins, que por fin pudieron vencer a los Nacionales tras ocho derrotas consecutivas. La victoria fue agridulce para Bellozo, quien a pesar de su gran actuación, no pudo llevarse la victoria. El bullpen de los Marlins, que estuvo a punto de echar a perder la ventaja, se recuperó justo a tiempo para darle a su equipo la victoria.
El encuentro fue un recordatorio de la impredecible naturaleza del béisbol, con momentos de brillantez individual y un final agónico que dejó a los aficionados al borde de sus asientos hasta el último lanzamiento. La batalla por la victoria se definió en los detalles, demostrando que cada acción, cada pitcheo, cada swing, puede marcar la diferencia en el desenlace de un partido.