El corazón del partido latió fuerte en el octavo inning, cuando Andy Ibáñez, con un doblete de película, limpió las bases y le dio la ventaja definitiva a los Tigres, quienes anotaron cuatro carreras en esa entrada.
La victoria no fue solo un triunfo deportivo, sino una inyección de energía y esperanza para los Tigres. El doblete de Ibáñez se convirtió en un símbolo de la resilencia del equipo, que logró superar a un equipo como los Astros, quienes en los últimos años se habían consolidado como una potencia de la Liga Americana.
Para el mánager de los Tigres, A.J. Hinch, la victoria tuvo un sabor especial. Lideró a los Astros al campeonato de la Serie Mundial en 2017, pero fue despedido después del escándalo de robo de señales. Este triunfo fue un momento de reivindicación para Hinch, que demostró que aún tiene la capacidad de guiar a un equipo hacia la gloria.
El futuro se presenta lleno de posibilidades para los Tigres. Ahora, con un espíritu renovado, viajan a Cleveland para enfrentar a los Guardianes, campeones de la División Central, en una serie divisional al mejor de cinco encuentros. El ambiente en Detroit es vibrante y la afición está ansiosa por ver a su equipo luchar por un puesto en la Serie de Campeonato de la Liga Americana.