El panorama actual es aún más acelerado. En lo que va del año, se han registrado ocho cambios de entrenador, y con dos meses restantes, es probable que la cifra aumente. El panorama no es alentador para quienes aspiran a dirigir una franquicia en la liga. Erik Spoelstra, quien se encuentra en su decimoséptima temporada al frente del Heat de Miami, es un ejemplo de longevidad. Su experiencia lo ha llevado a una perspectiva única: "Me desanima cuando escucho esa estadística porque hay muchos entrenadores realmente talentosos que si tuvieran el mismo tipo de estructura y continuidad... podrían ser muchos más los entrenadores capaces de hacer lo que yo puedo hacer aquí".
Las causas de esta inestabilidad son múltiples. La presión por obtener resultados inmediatos, la búsqueda de un "cambio de aire" o simplemente la búsqueda de la "fórmula mágica" llevan a las franquicias a tomar decisiones drásticas. La última temporada baja fue un claro ejemplo de esto. Los Lakers contrataron a JJ Redick, quien apenas había dirigido a niños de primaria, mientras que Phoenix despidió a Frank Vogel, un campeón de la NBA, para darle paso a otro campeón, Mike Budenholzer.
La incertidumbre es un factor constante en la carrera de un entrenador. "Simplemente sigues haciendo el trabajo que se supone debes hacer", dijo JB Bickerstaff, quien luego de dirigir a Cleveland fue despedido y terminó en Detroit, donde reemplazó a Monty Williams después de solo una temporada.
A pesar de este panorama, algunos entrenadores como Willie Green, quien inicia su cuarta temporada en Nueva Orleans, mantienen la esperanza: "Siempre te esfuerzas por ser lo mejor que puedas ser... Pero tomas estos trabajos entendiendo que no tienen una larga vida útil".