El foco está en De’Vondre Campbell, linebacker de 31 años, quien firmó con los 49ers en marzo por un contrato de 5 millones de dólares. Su llegada fue esperada con entusiasmo, sobre todo tras su temporada All-Pro en 2021 con los Packers. Sin embargo, su rendimiento en San Francisco no ha sido el esperado, y esto desencadenó una serie de eventos que culminaron en una suspensión.
Campbell, titular en la mayoría de los juegos hasta el jueves pasado, fue relegado al banco luego del regreso de Dre Greenlaw, quien se había recuperado de una lesión. La situación se agravó durante el partido contra los Rams. Cuando Greenlaw sintió dolor en su Aquiles y el equipo necesitaba a Campbell en el campo, este se negó a entrar.
“Él es un profesional”, dijo el cornerback Charvarius Ward, “Si no quería jugar, no debería haberse vestido. Podría haberles dicho antes del juego. Así que siento que eso fue egoísta. Definitivamente perjudicó al equipo.” Estas declaraciones, reflejan el desconcierto y la molestia de sus compañeros, quienes han enfrentado lesiones y dificultades personales durante la temporada, como el caso de Ward, quien jugó a pesar de la reciente pérdida de su hija. La reacción de Campbell, según Ward, fue vista como una "actitud de perdedor".
El entrenador Kyle Shanahan confirmó la negativa de Campbell a entrar al juego, un hecho sin precedentes en su carrera en la NFL. El gerente general, John Lynch, anunció la suspensión de Campbell por tres partidos por “conducta perjudicial para el equipo”. Esta suspensión, según el Acuerdo de Negociación Colectiva, le costará a Campbell aproximadamente 201,000 dólares entre salario base y bonos. La opción de despido se descartó, dando prioridad a una sanción interna.
La situación deja varias interrogantes: ¿Se trató de una decisión impulsiva o refleja un problema más profundo? ¿Cómo afectará esto al desempeño del equipo en los partidos restantes? El caso de De’Vondre Campbell, más allá de la controversia deportiva, plantea una reflexión sobre el impacto psicológico y emocional en los atletas de alto rendimiento, y la importancia de la gestión de expectativas y las relaciones dentro de un equipo.