Se trata de Gregg Popovich, el legendario entrenador de los San Antonio Spurs, quien sufrió un derrame cerebral leve el 2 de noviembre, aproximadamente dos horas y media antes de un partido contra Minnesota. La noticia, inicialmente divulgada por la franquicia, ha mantenido en vilo a aficionados y profesionales de la NBA.
Tras varias semanas de silencio, Popovich, de 75 años, ha roto su silencio a través de un comunicado emitido por los Spurs. En él, expresa su “gratitud por el apoyo recibido en las últimas semanas”, reconociendo que este periodo ha sido “inesperado para mi familia y para mí”.
El comunicado destaca la abrumadora muestra de cariño recibida. Popovich manifiesta su “agradecimiento eterno a nuestra maravillosa comunidad, toda la organización de los Spurs, y nuestros amigos y familiares”. A pesar de la conmoción inicial, la recuperación del entrenador parece ser favorable, aunque sin plazos establecidos para su regreso.
Mientras tanto, Mitch Johnson, asistente de los Spurs, ha asumido el rol de entrenador interino, recibiendo elogios por su desempeño. “Mitch ha hecho un trabajo increíble”, comentó Jamahl Mosley, entrenador de Orlando. El propio Popovich, con su característico humor, admite que no es el mejor paciente y que su equipo de rehabilitación está ansioso por su regreso al banquillo.
La trayectoria de Popovich es inigualable: cinco campeonatos con los Spurs, una medalla de oro olímpica con Estados Unidos en Tokio 2021, y casi 35 años vinculado a la organización de San Antonio, incluyendo su etapa como asistente y su larga gestión como entrenador en jefe desde 1996.
Su legado, que incluye tres premios al Entrenador del Año de la NBA (compartiendo el honor con Don Nelson y Pat Riley), lo sitúa entre los más grandes de la historia. Su vuelta a las canchas se espera con impaciencia, no solo por los aficionados, sino por toda la comunidad deportiva. El misterio persiste sobre los efectos a largo plazo del derrame cerebral y el tiempo que requerirá su completa recuperación.