Cada jugada era una coreografía milimétrica, una demostración de fuerza y estrategia ejecutada a la perfección por atletas de talla mundial.
Pero la verdadera historia se escribió en los últimos minutos del enfrentamiento entre los Vikings de Minnesota y los Seahawks de Seattle. Un duelo que se definió por detalles cruciales y jugadas magistrales, poniendo a prueba el temple de ambos equipos.
Sam Darnold, el mariscal de campo de los Vikings, una vez más se vistió de héroe. Su conexión con Justin Jefferson fue clave para la victoria. Jefferson finalizó con 10 recepciones para 148 yardas, un espectáculo digno de aplausos.
Con apenas 3:51 en el reloj, y tras una penalización de 15 yardas por agarre de máscara a favor de Minnesota, Darnold lanzó un pase preciso, casi mágico, a un Jefferson perfectamente marcado. "Fue un pase perfecto, y Justin hizo una atrapada increíble bajo presión," comentó un analista. Este fue el tercer pase de anotación de Darnold, y selló el marcador final: 27-24 a favor de los Vikings.
Del otro lado del campo, Geno Smith, quarterback de los Seahawks, mantuvo a su equipo en la pelea con 314 yardas y un touchdown crucial a AJ Barner que los puso arriba 24-20. Sin embargo, la defensa de Minnesota, impasable, contuvo el ataque de Seattle en el tramo final.
La derrota deja a los Seahawks (8-7) en una situación compleja, a un juego de distancia de los Rams en la NFC Oeste, tras dos derrotas consecutivas. Un panorama que genera incertidumbre para el equipo de Seattle. Por el contrario, la victoria de los Vikings (13-2) los consolida en la lucha por el primer lugar de la NFC Norte. Su octavo triunfo consecutivo, gracias a la excepcional actuación de Darnold (multiples touchdowns por undécima vez en la temporada), los proyecta con fuerza hacia el final de la temporada.
Incluso el fallo de un intento de gol de campo de 60 yardas por parte de Jason Myers contribuyó a la victoria de Minnesota. La intercepción de Theo Jackson a Smith en los segundos finales fue el broche de oro a la victoria. Una victoria con sabor agridulce para los Vikings, que deja abierta la pregunta: ¿Mantendrán el liderato hasta el final?