El equipo, con un decepcionante récord de 4-12, se acerca al final de una temporada que comenzó con esperanzas de playoffs, pero que se ha convertido en una pesadilla de 10 derrotas consecutivas. El partido contra los Seahawks, que terminó con un contundente 6-3, fue solo la gota que derramó el vaso. Fue en los últimos minutos, con el marcador ya definido, cuando la tribuna explotó, no con ánimos de remontada, sino con un clamor unánime: "¡Vendan el equipo!"
El quarterback, Caleb Williams, intentó mantener la calma ante la presión. “Mi trabajo es salir y ganar partidos,” declaró, “y no nos centramos en el ruido externo. Los aficionados van a animar y a veces tal vez a abuchear. Y no puedes reaccionar a eso.” Sin embargo, la realidad es innegable. Bajo la dirección del gerente general Ryan Poles, los Bears acumulan un registro de 14-36 en tres temporadas, incluyendo dos rachas de derrotas de dos dígitos. El despido del ex entrenador Matt Eberflus, tras una derrota en Acción de Gracias, no ha logrado revertir la situación. Con el entrenador interino Thomas Brown, el equipo lleva un preocupante 0-4.
A pesar de la debacle general, hay algunos aspectos positivos. La defensa, por ejemplo, se ha destacado en algunos partidos. Como dijo el esquinero Kyler Gordon: “Como sabemos, nuestra defensa tiene un cierto estándar y lo hemos demostrado”. De hecho, contra Seattle permitieron solo 6 puntos, su mejor marca de la temporada.
Pero los problemas ofensivos son evidentes. Williams ha sido capturado 67 veces esta temporada, un nuevo récord de franquicia. Sus problemas en la línea ofensiva, junto con su tendencia a retener el balón demasiado tiempo, son factores claves en este desastre. El mismo Williams reconoció: “Hubo errores. Hubo capturas estúpidas, lo cual es frustrante. Pero diré que definitivamente asumiré la responsabilidad por esta vez, solo por algunas de las situaciones en las que me puse”.
La situación se agrava con la histórica rivalidad contra los Packers. Los Bears han perdido 11 partidos consecutivos contra ellos, la racha más larga en la historia de la rivalidad. La última visita a Lambeau Field, el próximo 5 de enero, promete ser aún más complicada.
La temporada se acerca a su fin, dejando tras de sí una estela de derrotas y la incierta sensación de un futuro inestable para la franquicia de Chicago.