La atmósfera, aunque aún vibrante, refleja una incertidumbre palpable, una sensación de que algo no funciona como debería.
Hablamos de los Pittsburgh Steelers, un equipo que durante dos décadas ha usado la canción "Renegade" de Styx como himno en el Estadio Acrisure. La intro, con la voz de Tommy Shaw entonando "Oh Mama, I’m in fear for my life from the long arm of the law", precediendo a una explosiva coreografía visual, siempre ha sido sinónimo de intimidación. Sin embargo, esta temporada, la letra cobra una nueva y preocupante dimensión.
Hace apenas un mes, los Steelers (10-7) tenían una cómoda ventaja en la Conferencia Norte de la AFC. Ahora, a puertas de los playoffs, llegan con una racha de cuatro derrotas consecutivas, una sequía de victorias en postemporada que se extiende hasta 2016. Su poderosa defensa, antes motor de intercambios de balón, ha perdido fuelle. La ofensiva, que había mejorado, ha retrocedido. El optimismo se ha esfumado.
El entrenador Mike Tomlin, con un pragmatismo que denota la seriedad de la situación, afirma: “Somos un grupo mentalmente fuerte. Está bien aprender de estas lecciones y recordar las cosas que crearon esto. No hay nada místico en ello”. La realidad es más cruda: Pittsburgh no se está autodestruyendo; simplemente ha sido superado. Desde la victoria contra Cleveland el 8 de diciembre, no han tenido ventaja en ningún partido, luciendo superados ante equipos como Filadelfia, Baltimore, Kansas City y Cincinnati; equipos que, al igual que los Steelers en mejores momentos, son habituales en los playoffs.
Irónicamente, la misma "Renegade" sonó en el vestuario de Cincinnati tras la última derrota, un eco de la realidad: los Steelers, a pesar de sus cuatro apariciones en playoffs en los últimos cinco años, parecen destinados a una nueva eliminación temprana. La pregunta es ¿qué falló?
Algunos aspectos funcionan a pesar de la debacle. Cam Heyward, con su séptima nominación al Pro Bowl, continúa demostrando su valía. Sus ocho capturas y 11 pases desviados, tres solo en el último juego, lo consolidan como un pilar.
Pero en contraparte, ¿qué necesita ayuda? Casi todo. El estilo ofensivo se ha perdido. El compromiso del coordinador Arthur Smith con jugadas ineficaces, como pases a los corredores, y su rotación de jugadores, en lugar de mantener a sus mejores elementos en el campo, genera interrogantes.
La temporada, con sus luces y sombras, se encamina hacia un desenlace incierto. El futuro de los Steelers, tras esta campaña de contrastes, permanece en suspenso.