La tensión es palpable, cada jugador es fundamental, y la incertidumbre planea sobre el terreno de juego.
A tan solo días del enfrentamiento entre Notre Dame y Ohio State en Atlanta, el próximo 20 de enero, se ha confirmado la baja del jugador irlandés Anthonie Knapp, por una lesión de tobillo sufrida en la semifinal contra Penn State. El entrenador Marcus Freeman, a pesar del golpe, afirmó el domingo que Rocco Spindler está en condiciones de jugar. Esta ausencia representa un duro revés para Notre Dame, un equipo que ya ha tenido que lidiar con numerosas bajas a lo largo de la temporada.
Por otro lado, el panorama para los Buckeyes parece ser más alentador. Denzel Burke, esquinero titular de Ohio State, quien venía arrastrando un “problema en la extremidad superior”, según palabras del entrenador Ryan Day, estará disponible para el partido. Un respiro para el equipo que busca su primer título nacional desde 2014.
Las lesiones en Notre Dame han sido un tema recurrente. La lista es extensa: Charles Jagusah con una lesión pectoral en la pretemporada; Jordan Botelho (defensivo y ofensivo) con lesiones que terminaron su temporada en septiembre; Benjamin Morrison, con una lesión de cadera en octubre; y Rylie Mills con una lesión de rodilla que lo dejó fuera de juego. A esto se suman las lesiones de Jeremiyah Love (rodilla) y Beaux Collins (pantorrilla), aunque ambos se espera que estén en condiciones para jugar. El entrenador Freeman reconoció la incertidumbre respecto a cómo se ajustará la línea ofensiva ante la ausencia de Knapp: “Tenemos una semana de preparación para asegurarnos de tener a los jugadores correctos para iniciar el juego, y veremos qué sucede en los próximos días”.
En el caso de Ohio State, la situación de Burke requirió una estrategia diferente. Limitado a 28 jugadas en el partido contra Texas, fue sustituido por Jermaine Mathews Jr. en la segunda mitad. Day destacó la actuación de Mathews: “Él se desempeñó como un campeón. Es un jugador muy competitivo. Ama la competencia. Ama a sus compañeros de equipo. Es un tipo aguerrido que ama ser un Buckeye, ama a sus compañeros de equipo, ama, de nuevo, competir”.
La intensidad de la temporada, con un calendario extendido hasta 16 partidos, ha puesto a prueba la resistencia física de ambos equipos. Como reconoció Day, Ohio State anticipó este desgaste: “Analizamos muchas cosas y métricas sobre jugar tantos partidos, jugar nuestro partido número 16, cómo iba a ser. Sabíamos que iba a ser una batalla de desgaste. Por lo tanto, la profundidad fue una parte crítica de la gestión de la plantilla y la adquisición de talento, pero también la forma en que practicamos, la forma en que jugamos. Así que hemos tenido en cuenta todas esas cosas para que estemos realmente, realmente frescos al final de la temporada”.
La semana que resta promete ser crucial para ambos equipos, con la preparación física y estratégica intensificándose para un encuentro que definirá al campeón nacional.