Daniil Medvedev, el quinto preclasificado y campeón del US Open 2021, se enfrentaba a Kasidit Samrej, un tailandés debutante en un torneo de Grand Slam gracias a una invitación. Samrej, ubicado en el puesto 418 del ranking mundial, representaba una amenaza inesperada para el ruso, que no se encontraba en su mejor momento.
El partido, un emocionante tira y afloja, dio un giro inesperado en el tercer set. Medvedev, tras perder un punto de 13 golpes, se vio superado 40-15. Un golpe de Samrej que impactó la red, alterando la trayectoria de la bola, desequilibró al ruso. Inmediatamente después, un potente golpe de derecha de Samrej dejó a Medvedev sin opción de respuesta. La frustración se apoderó del tenista ruso.
En un instante de ira, Medvedev se dirigió a la red y descargó su furia en una pequeña cámara negra colocada allí. “Cinco golpes contundentes de raqueta contra la cámara”, describieron algunos testigos. El incidente le valió una advertencia del juez de silla por infracción con la raqueta.
Samrej, aprovechando el momento de debilidad de su oponente, se adjudicó el tercer set, colocandose 2 sets a 1 arriba. La posibilidad de una monumental sorpresa se cernía en el aire. Sin embargo, Medvedev, lejos de derrumbarse, demostró su temple y experiencia.
Tras el incidente, Medvedev cambió radicalmente su estrategia. Ganó 12 de los siguientes 15 juegos, mostrando un dominio aplastante. Finalizó el encuentro con 24 aces y solo 34 errores no forzados, en contraste con los 69 de su oponente. Su remontada fue espectacular, una muestra de su capacidad para sobreponerse a la adversidad.
“Al final del año pasado, este partido probablemente lo habría perdido,” confesó Medvedev, resaltando su cambio de actitud y estrategia para este año. Samrej, quien recibió atención médica por una lesión en la pierna izquierda, intentó lo impensable: eliminar a un top 5 en un Grand Slam, una hazaña que, según la Federación Internacional de Tenis, no se lograba desde 1973.
El partido concluyó con la victoria de Medvedev, pero la imagen del tenista destrozando una cámara quedará grabada en la memoria de los asistentes al Abierto de Australia, un recordatorio de la intensidad y la presión que enfrentan los jugadores en la búsqueda de la gloria.