Muere Jim Irsay, dueño de los Colts de Indianápolis

Jim Irsay, el carismático propietario de los Colts de Indianápolis, falleció a los 65 años. La noticia, confirmada por Pete Ward, director de operaciones del equipo y hombre de confianza de Irsay, impactó a la comunidad deportiva y a sus millones de seguidores. Ward, en un comunicado oficial, describió a Irsay como un hombre cuya “dedicación y pasión por los Colts de Indianápolis, además de su generosidad, compromiso con la comunidad y, lo más importante, su amor por su familia, fueron incomparables”.
Más allá de las victorias y los títulos, la vida de Irsay estuvo marcada por una serie de eventos que moldearon su personalidad y su trayectoria. Su ascenso meteórico en el mundo del fútbol americano, desde recogepelotas hasta convertirse en el gerente general más joven de la NFL a los 24 años, es una historia de ambición y perseverancia. Sucedió a su padre, Robert Irsay, a principios de 1997, tomando las riendas de una franquicia que, bajo su liderazgo, se transformaría radicalmente.
Junto a figuras clave como Bill Polian (gerente general), Tony Dungy (entrenador) y la leyenda Peyton Manning, Irsay construyó un equipo ganador, llevándolos de la burla a la cima del fútbol americano profesional. La construcción de un nuevo estadio, gracias a la popularidad generada por Manning, es un ejemplo palpable de su visión y estrategia.
Sin embargo, su camino no estuvo exento de dificultades. En los últimos años, Irsay enfrentó problemas de salud, incluyendo una caída en su casa el 8 de diciembre que requirió atención médica de emergencia. El informe policial detalla que fue encontrado inconsciente y con dificultad respiratoria, situación que, un mes después, derivó en el diagnóstico de una enfermedad respiratoria. A esto se suman sus batallas contra la adicción al alcohol y analgésicos, aspectos que marcaron una parte importante de su vida.
Su pasión por el rock ‘n’ roll y su colección de guitarras revelan una faceta menos conocida, pero igualmente importante, de este hombre complejo y multifacético. Una vida llena de contrastes, donde el éxito en el mundo empresarial se combinaba con la lucha personal contra las adicciones, y la dedicación al deporte se entrelazaba con la pasión por la música.
Las hijas de Irsay, Carlie Irsay-Gordon, Casey Foyt, y Kalen Jackson, junto al resto de la familia, enfrentan ahora la pérdida de un padre, un esposo, y un hombre que ha dejado una marca indeleble en la historia de los Colts y el deporte profesional.