Mondo Duplantis rompe récord mundial con salto de 6.30m en Japón

Con un salto de 6.30 metros, el sueco-americano no solo se colgó su tercer oro mundial consecutivo, sino que "le dio a la gente lo que quería": su decimocuarta plusmarca global.

La escena fue cinematográfica. Tras vencer a sus rivales con la naturalidad de quien pasea por el parque, Duplantis se tomó su tiempo: abrazos para los competidores, un momento familiar en gradas y luego, como si recordara que faltaba el acto final, regresó a la pista. En su tercer intento, la pértiga cedió ante el hombre que ha convertido el salto con garrocha en un espectáculo de altura literal y metafórica.

• 70,000 dólares por la victoria (su 49na seguida desde 2022)
• 100,000 adicionales por el récord mundial
• 25 años y un futuro que podría llevarlo hasta los 6.50 metros

Pero más allá de los números, lo que electrizó al público fue el showman detrás del atleta. Después de superar los 6.10m, Duplantis imitó el icónico gesto de Ichiro Suzuki ajustándose las mangas, un guiño que su hermano -beisbolista- entendió al instante. "Los japoneses quizá no lo captaron, pero fue divertido", confesó luego con una sonrisa.

Mientras Duplantis pulverizaba marcas, en otra pista ocurría una de las sorpresas del campeonato: la suiza Ditaji Kambundji destronó a la plusmarquista mundial Tobi Amusan en los 100m con vallas. Su reacción al ver el marcador -manos en la boca, ojos como platos- resumió la magia de los deportes: "Podías ver en mi cara lo feliz que estaba".

La jornada también dejó imágenes contrastantes. El marroquí Soufiane El Bakkali, doble campeón olímpico de 3000m obstáculos, se derrumbó en la pista tras perder por 0.07 segundos ante el neozelandés Geordie Beamish, quien dos días antes había sido pisoteado en plena carrera. "Podría haber sido una bendición disfrazada", reflexionó el ganador sobre su caída previa.

Entre récords, lágrimas y gestos inesperados, el atletismo mundial demostró una vez más por qué sigue siendo el teatro más impredecible del deporte. Y en el centro del escenario, como siempre, estuvo Mondo, el hombre que convierte el aire en su lienzo particular.

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