Alejandro González Iñárritu se burla de él mismo
El director mexicano presentó en Morelia su más reciente filme “Bardo”
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Alejandro González Iñárritu es un realizador que se ha ganado un lugar en la industria del cine nacional e internacional, su trabajo a lo largo de 27 años de carrera le ha redituado cinco premios Oscar y el respeto de un colectivo que ve en él a uno de los mejores cineastas mexicanos con gran impacto mundial, sin embargo, Iñárritu, quien ha experimentado dudas, miedos e inseguridades a lo largo de su vida, que ha logrado manejar con meditación y terapia, se burla de él mismo en Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades, cinta que rodó el año pasado en nuestro país y que ahora presenta en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
De pronto te das cuenta de que las cosas son como son y no lo que alguien dice que es que son. Esa separación que la empecé a explorar en Birdman y finalmente yo soy una persona que puede ser mucho más duro conmigo que cualquier otra persona más y en esta película hago ese ejercicio desde la liberación y me doy cuenta de cosas que fueron dolorosas hoy me libero de ellas riéndome, pero no de risa de huir o negar, sino por el contrario, ver lo absurdo que es muchas veces lo que nos hace sufrir o nos imponen o nos hace creer de nosotros mismos, que dejamos que esas opiniones jueguen un papel en nuestra alegría, nuestra paz, nuestra armonía y a veces nosotros somos nuestros peores (enemigos) porque dejamos entrar eso y lo integramos a nuestra narrativa”, contestó a Excélsior durante una conferencia de prensa, Alejandro González Iñárritu para continuar su reflexión.
Así que quise exponer eso, quise expresar esto de esa manera en donde yo mismo me doy cuenta de las cosas que en un momento dado me aprisionaron y hoy me dan risa. Hoy puedo, también a través de 35 años de terapia, puedo liberar y compartir. Ese ejercicio me parece muy sano, inclusive imaginar la muerte misma cuando se acerca, que es la última migración, que es inevitable y esa es para todos, imaginar una historia que empieza desde el final y contarla desde ahí para atrás, esa también fue una decisión importante para mí”, respondió el realizador.
Esta reflexión nació porque en Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades hay una secuencia en la que Silverio Gama, protagonista del filme que es interpretado por Daniel Giménez Cacho, está en un programa de televisión y el conductor le hace ver que ha sido petulante, que se cree mucho por haber obtenido el Honoris Causa de la UNAM (tal como lo ganó Iñárritu en 2019) y que es un migrante que quiere opinar de México cuando es un migrante de lujo que vive en el privilegio.
Iñárritu sostuvo un encuentro con los medios la tarde de ayer en el Centro Cultural Universitario de Morelia junto a parte de su equipo de trabajo en Bardo para horas después inaugurar la 20 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.
En la cinta, Iñárritu habla de temas muy personales como su familia, la reconciliación con su padre, la demencia senil de su madre, la relación con su esposa e hijos y también aborda otras temáticas como la migración, como la que él vive al ser mexicano, de la violencia que se vive a diario en nuestro país y las desapariciones que han marcado a México en los últimos años.
Yo siempre he dicho que no hay nadie más mexicano que el mexicano que deja el país. Te haces más mexicano en el momento que dejas tu país, por qué, porque cuando dejas tu país se te acumulan las ausencias, de alguna forma la presencia de tu país se hace más poderosa a través de esa ausencia de todo lo que añoras. La nostalgia es una trampa y el humor es su remedio y esta película la abordé desde la melancolía y desde el humor, no desde la tristeza, sino de todo lo que conlleva ese absurdo, cómo nos vamos haciendo nosotros nuestras memoras que van cambiando conforme pasa el tiempo. Nosotros cambiamos física, mental y biológicamente y esas memorias se transforman respecto al punto de vista que tenemos de ellas”, contó el también director de Amores perros.
Fue en marzo de 2021 que Alejandro González Iñárritu viajó a la Ciudad de México para rodar Bardo... luego de 22 años de haber filmado Amores perros y de haber mudado su residencia a Estados Unidos, en donde hizo su carrera internacional. El volver a trabajar en la Ciudad de México y el vivir en la ciudad, tener un equipo mexicano fue para mí algo muy extraordinario. He trabajado en muchos lados del mundo, con crews de todo el mundo, pero la pasión, la entrega, la incondicionalidad que existe en cada uno de los miembros de un equipo mexicano, no lo encuentras en ningún lado del mundo y eso lo digo no por mexicano, lo he platicado con muchos directores de muchas partes que han venido a trabajar aquí, y hay una energía, hay una locura, hay una excitación, hay una dignidad y hay un esfuerzo que no tiene límite”, explicó.
Durante la conferencia de prensa Iñárritu estuvo acompañado por los actores Daniel Giménez Cacho, Griselda Siciliani, Ximena Lamadrid e Iker Solano, así como de su coguionista Nicolás Giacobone, su diseñador de producción, el ganador del Oscar Eugenio Caballero, y por su diseñadora de vestuario, Ana Terrazas.
A ellos se sumaron Daniela Michel, directora del FICM, y Alejandro Ramírez, presidente del certamen.
Durante poco más de una hora, Iñárritu habló de las influencias literarias que hay en la cinta, como de Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Octavio Paz, así como de la influencias de Luis Buñuel, Federico Fellini o Jean Luc Godard que le permitieron contar la historia de un periodista mexicano llamado Silverio Gama (Giménez Cacho) que regresa a México tras varios años de ausencia para recibir un premio y a su vuelta se enfrenta a sus recuerdos, sus nostalgias y a una serie de acontecimientos que han marcado el rumbo de México.
De pronto te das cuenta de que las cosas son como son y no lo que alguien dice que es que son. Esa separación que la empecé a explorar en Birdman y finalmente yo soy una persona que puede ser mucho más duro conmigo que cualquier otra persona más y en esta película hago ese ejercicio desde la liberación y me doy cuenta de cosas que fueron dolorosas hoy me libero de ellas riéndome, pero no de risa de huir o negar, sino por el contrario, ver lo absurdo que es muchas veces lo que nos hace sufrir o nos imponen o nos hace creer de nosotros mismos, que dejamos que esas opiniones jueguen un papel en nuestra alegría, nuestra paz, nuestra armonía y a veces nosotros somos nuestros peores (enemigos) porque dejamos entrar eso y lo integramos a nuestra narrativa”, contestó a Excélsior durante una conferencia de prensa, Alejandro González Iñárritu para continuar su reflexión.
Así que quise exponer eso, quise expresar esto de esa manera en donde yo mismo me doy cuenta de las cosas que en un momento dado me aprisionaron y hoy me dan risa. Hoy puedo, también a través de 35 años de terapia, puedo liberar y compartir. Ese ejercicio me parece muy sano, inclusive imaginar la muerte misma cuando se acerca, que es la última migración, que es inevitable y esa es para todos, imaginar una historia que empieza desde el final y contarla desde ahí para atrás, esa también fue una decisión importante para mí”, respondió el realizador.
Esta reflexión nació porque en Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades hay una secuencia en la que Silverio Gama, protagonista del filme que es interpretado por Daniel Giménez Cacho, está en un programa de televisión y el conductor le hace ver que ha sido petulante, que se cree mucho por haber obtenido el Honoris Causa de la UNAM (tal como lo ganó Iñárritu en 2019) y que es un migrante que quiere opinar de México cuando es un migrante de lujo que vive en el privilegio.
Iñárritu sostuvo un encuentro con los medios la tarde de ayer en el Centro Cultural Universitario de Morelia junto a parte de su equipo de trabajo en Bardo para horas después inaugurar la 20 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.
En la cinta, Iñárritu habla de temas muy personales como su familia, la reconciliación con su padre, la demencia senil de su madre, la relación con su esposa e hijos y también aborda otras temáticas como la migración, como la que él vive al ser mexicano, de la violencia que se vive a diario en nuestro país y las desapariciones que han marcado a México en los últimos años.
Yo siempre he dicho que no hay nadie más mexicano que el mexicano que deja el país. Te haces más mexicano en el momento que dejas tu país, por qué, porque cuando dejas tu país se te acumulan las ausencias, de alguna forma la presencia de tu país se hace más poderosa a través de esa ausencia de todo lo que añoras. La nostalgia es una trampa y el humor es su remedio y esta película la abordé desde la melancolía y desde el humor, no desde la tristeza, sino de todo lo que conlleva ese absurdo, cómo nos vamos haciendo nosotros nuestras memoras que van cambiando conforme pasa el tiempo. Nosotros cambiamos física, mental y biológicamente y esas memorias se transforman respecto al punto de vista que tenemos de ellas”, contó el también director de Amores perros.
Fue en marzo de 2021 que Alejandro González Iñárritu viajó a la Ciudad de México para rodar Bardo... luego de 22 años de haber filmado Amores perros y de haber mudado su residencia a Estados Unidos, en donde hizo su carrera internacional. El volver a trabajar en la Ciudad de México y el vivir en la ciudad, tener un equipo mexicano fue para mí algo muy extraordinario. He trabajado en muchos lados del mundo, con crews de todo el mundo, pero la pasión, la entrega, la incondicionalidad que existe en cada uno de los miembros de un equipo mexicano, no lo encuentras en ningún lado del mundo y eso lo digo no por mexicano, lo he platicado con muchos directores de muchas partes que han venido a trabajar aquí, y hay una energía, hay una locura, hay una excitación, hay una dignidad y hay un esfuerzo que no tiene límite”, explicó.
Durante la conferencia de prensa Iñárritu estuvo acompañado por los actores Daniel Giménez Cacho, Griselda Siciliani, Ximena Lamadrid e Iker Solano, así como de su coguionista Nicolás Giacobone, su diseñador de producción, el ganador del Oscar Eugenio Caballero, y por su diseñadora de vestuario, Ana Terrazas.
A ellos se sumaron Daniela Michel, directora del FICM, y Alejandro Ramírez, presidente del certamen.
Durante poco más de una hora, Iñárritu habló de las influencias literarias que hay en la cinta, como de Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Octavio Paz, así como de la influencias de Luis Buñuel, Federico Fellini o Jean Luc Godard que le permitieron contar la historia de un periodista mexicano llamado Silverio Gama (Giménez Cacho) que regresa a México tras varios años de ausencia para recibir un premio y a su vuelta se enfrenta a sus recuerdos, sus nostalgias y a una serie de acontecimientos que han marcado el rumbo de México.