La distancia que los separa ha añadido un peso extra a su preocupación, pues su madre padece Alzheimer.
"Ella tiene una enfermedad, el Alzheimer. Poco a poco se va a ir olvidando de nosotros", confiesa Soler con la voz entrecortada en una entrevista. La lucha contra la enfermedad es un camino que recorre con un profundo dolor, pero también con una determinación por mantener la memoria de su madre viva.
A pesar de la distancia, Juan Soler mantiene una comunicación constante con su madre, llamando por teléfono cada mañana. "Ella me sigue enseñando cómo salir adelante", comenta con un toque de nostalgia. La enfermedad que aqueja a su madre ha intensificado el deseo de Soler por estar cerca de ella. Asegura que hace lo posible por visitar a Doña Keky con frecuencia, pero la realidad es que el futuro no es claro. "Sé que va a ser muy duro el día que llegue y no sepa quién soy", expresa con la voz ahogada por la emoción.
Ante la inminente pérdida de la memoria de su madre, Juan Soler se aferra a los recuerdos. Reconoce que la enfermedad ha despertado una profunda tristeza, pero también una profunda gratitud por los momentos que ha compartido con su madre. La lucha contra el Alzheimer no se detiene, y Soler busca alternativas para acompañar a su madre en esta última etapa. Ha rentado una casa al lado de la residencia de su hermana para que Keky esté rodeada de sus seres queridos: nietos, hermanas, hermano e hijas. Es un gesto de amor que busca llenar los días de la señora Keky con el calor familiar, a pesar del dolor que la enfermedad les ha infligido.
El actor también compartió un episodio que le encantaría que su madre recordara siempre, a pesar de que la memoria le juega una mala pasada. “Cuando nos abrazamos el día que hicimos el asado para papá, festejando su vida”, rememora Soler. Fue un momento de profunda conexión familiar, de despedida y consuelo, donde la unión se sintió más fuerte que nunca. Un recuerdo que Juan Soler atesorará para siempre, a pesar del inevitable olvido que le espera a su madre.
La entrevista termina con un dejo de melancolía, pero también con una profunda esperanza. La historia de Juan Soler y su madre nos recuerda la importancia de la familia, del amor y del recuerdo en los momentos más difíciles. La batalla contra el Alzheimer es una lucha constante, pero el amor y la memoria son las armas más poderosas que se pueden usar para enfrentar este desafío.