Su elección: un vestido blanco de Kris Goyri, un diseñador mexicano que ha sabido capturar la esencia de la actriz.
El diseño, de corte sencillo pero sofisticado, con un escote strapless y una falda vaporosa que parecía flotar, resaltó la belleza natural de Yalitza. El blanco, un color que simboliza pureza e inocencia, le permitió lucir radiante y elegante. La actriz, con su característico buen gusto, complementó el look con un maquillaje natural, destacando sus labios con un rojo intenso que contrastaba con el vestido, y un cabello suelto que le daba un toque casual.
La presencia de Yalitza en los Premios Ariel no solo se debió a su participación en el cortometraje "Chica de fábrica", que competía en la categoría de Mejor Cortometraje, sino también a su estatus como referente de estilo. Aparicio demuestra que la elegancia no se trata de ostentación, sino de una armonía entre la propia personalidad y la imagen que se proyecta. Su evolución como figura pública es un ejemplo de cómo la sencillez puede ser poderosa y cómo la autenticidad puede ser la clave del éxito.
Yalitza Aparicio, más que una actriz, es un símbolo de la nueva era del cine mexicano, una era donde la belleza y el talento se fusionan para crear una imagen inspiradora.