Hermosillo, Sonora, fue el escenario de sus inicios. En medio de un ambiente familiar sencillo, la música se convirtió en su refugio. Desde temprana edad, Natanael mostró un interés genuino por los sonidos que lo rodeaban, absorbiendo influencias que iban desde los clásicos corridos hasta el hip-hop que se colaba en las radios locales. En las fiestas familiares y reuniones con amigos, su guitarra fue su compañera inseparable, un espacio para pulir su talento innato.
La música era su forma de contar historias, de expresar su realidad, de escapar del mundo que lo rodeaba. Un mundo que, como él, estaba lleno de sueños, anhelos y un poco de rebeldía. Y fue precisamente esta rebeldía la que lo llevó a fusionar los corridos tradicionales con ritmos urbanos, creando un sonido nuevo y fresco que resonó con una generación que buscaba algo diferente, algo auténtico.
Con su guitarra en mano y la audacia de un joven que no tenía nada que perder, Natanael comenzó a escribir y componer sus propias canciones. Las redes sociales se convirtieron en su trampolín, especialmente plataformas donde sus letras y melodías encontraron un público que creció rápidamente.
El corrido tumbado nació de la necesidad de romper con las reglas establecidas, de crear algo que reflejara su propia realidad y la de tantos jóvenes como él. El género tomó la esencia narrativa de los corridos tradicionales, pero les inyectó una dosis de irreverencia y modernidad que los hizo únicos. Natanael se convirtió en la voz de una generación que encontraba en sus letras y ritmos un reflejo de sus propias vidas. Historias de lucha, éxito, amor y desamor, contadas a través del prisma del corrido tumbado, conquistaron no solo a México, sino también a Estados Unidos y otros países de habla hispana.
La popularidad de Natanael Cano fue en aumento, lo que lo llevó a firmar con una disquera, abriendo las puertas a un público aún más amplio. Canciones como "Soy el Diablo" y "Arriba de la Birria" se convirtieron en éxitos instantáneos, consolidando su lugar en la escena musical.
Su influencia en la música regional mexicana es innegable. Natanael Cano ha colaborado con grandes nombres del género y su música ha cruzado fronteras, llevando su talento a escenarios internacionales donde sigue cosechando éxitos. Desde Hermosillo hasta el mundo, Natanael Cano ha demostrado que con talento, pasión y un poco de rebeldía, es posible transformar la música y dejar un legado que resonará por generaciones.