Su pasión por la lectura era evidente en su biblioteca personal, una colección de más de 400 libros que reflejaban un interés profundo por la literatura, la psicología, la filosofía y la existencia. Clásicos como "El gran Gatsby" y "Suave es la noche" de F. Scott Fitzgerald, "Las aventuras de Huckleberry Finn" de Mark Twain, y "Un tranvía llamado deseo" de Tennessee Williams, formaban parte de su acervo. También contaba con obras de autores como Ernest Hemingway, D.H. Lawrence, William Blake, Oscar Wilde, Jack Kerouac y Albert Camus.
Monroe no se limitaba a leer; anotaba sus reflexiones en los márgenes de los libros, subrayando pasajes que la conmovían. Esta práctica revelaba un lado introspectivo, una mujer que buscaba en la soledad y la lectura una manera de conectar con su yo interior, de escapar de las presiones de Hollywood.
Su biblioteca incluía una amplia gama de géneros y estilos:
* Literatura: "Ulises" de James Joyce, "En el camino" de Jack Kerouac, "El barril mágico" de Bernard Malamud, "Muerte en Venecia" de Thomas Mann, "Hawai" de James Michener, "Rosas rojas para mí" de Sean O'Casey, "El gato con dos caras" de Gordon Young, "Un largo viaje hacia la noche" de Eugene O'Neill.
* Clásicos para niños: "La pequeña locomotora que sí pudo" de Piper Watty.
* Recetas: "El nuevo placer de cocinar" de Irma S. Rombauer y Marion Rombauer-Becker.
* Obras de John Steinbeck: "El breve relincho de Pippin IV", "Había una vez una guerra".
* Obras de William Styron: "Prende fuego a esta casa", "Acuéstese en la oscuridad".
* Más obras de Tennessee Williams: "La primavera romana de la señora Stone", "Camino Real", "Tierna es la noche".
* Obras de Thomas Wolfe: "La historia de una novela", "Ángel que mira hacia el hogar", "Una piedra, una hoja, una puerta", "Cartas a su madre".
* Obras de Ernest Hemingway: "Adiós a las armas", "El sol también sale".
* Otras obras: "Winesburg, Ohio" de Sherwood Anderson, "La hermana Carrie" de Theodore Dreiser, "Tortilla Flat" de John Steinbeck, "El demandante americano y otros relatos y bocetos" de Mark Twain, "En defensa de Harriet Shelley y otros ensayos", "Las aventuras de Huckleberry Finn" de Mark Twain, "Samuel Clemens, Mark Twain, y "Las aventuras de Huckleberry Finn"", "Samuel Clemens, Mark Twain, y "Las aventuras de Huckleberry Finn"", "Vivir al límite" de Mark Twain.
Su biblioteca personal no era solo una colección de libros, era una ventana a su mente, a su alma. La colección de Monroe ofrecía un retrato diferente de la estrella, más allá del glamour y la fama, revelando una mujer que buscaba respuestas en la sabiduría de las palabras.