Según Angelina Jolie, "la cosa divertida es que, para que sea convincente, tienes que cantar muy fuerte cuando haces ópera, tan fuerte como puedas ser. Ya sea que te sientas confiado o no, todavía tienes que ser muy fuerte". Esto significaba que, incluso en secuencias de actuación que eran principalmente grabaciones de Callas, Jolie tenía que cantar "muy fuerte" para vender las escenas.
El director Pablo Larraín, según Jolie, "hizo una cosa maravillosa al elegir un grupo de extras que se quedó en la audiencia durante todo el rodaje". Estos extras, que se convirtieron en una parte esencial de la película, fueron testigos de la transformación de Jolie en Maria Callas.
La conexión con el público fue fundamental para Jolie. "Me ayudó mucho que estuviera actuando para una audiencia real. Eran personas muy amables que sabían que estaba tratando de hacer lo mejor, y no era una cantante de ópera pero estaba aprendiendo. Estábamos conectados en el intento y en la narrativa. Su comprensión y apoyo fueron todo", dijo Jolie.
Antes de comenzar a filmar, Jolie se disculpó con los extras por cualquier error que pudiera cometer durante las escenas de canto. "Creo que el primer día que los conocí dije: 'Lo siento por lo que está a punto de suceder en caso de que golpee las notas equivocadas muy fuerte'". Esta conexión con el público y la comprensión de los extras fueron fundamentales para que Jolie se sintiera cómoda en su papel.
La preparación de Jolie para el papel incluyó siete meses de entrenamiento vocal, que resultó ser una experiencia terapéutica para la actriz. "Fue la mejor terapia que he tenido jamás", dijo Jolie. "Hay algo primitivo en encontrar tu propia voz dentro de tu propio cuerpo. Trae a la superficie ciertas emociones que tal vez no hayas querido confrontar, y no hay forma de cantar con toda tu voz y toda tu emoción sin confrontar tus sentimientos y tus limitaciones".