Shailene Woodley, la actriz conocida por sus papeles en Divergente y Big Little Lies, habló recientemente sobre un periodo particularmente difícil en su vida, un bache que coincide con el fin de su compromiso con el jugador de fútbol americano, Aaron Rodgers. La relación, anunciada con bombos y platillos en 2021, llegó a su fin en febrero de 2022.
En una entrevista con la revista Outside, Woodley describió la experiencia como “realmente horrible y traumática”. Sus palabras pintan un cuadro vívido de la depresión que la invadió: “Sentí que perdí mi alma, mi ser, mi felicidad, mi alegría. Realmente entendí lo que es el completo desapego del alma. Supe que estaba deprimida cuando miré un árbol y no sentí nada. Ese fue el momento más bajo de mi vida.”
Más allá de la ruptura con Rodgers, la actriz profundizó en la influencia de su alta empatía en sus emociones. Ella misma lo describe como una situación tóxica: “La empatía en extremo me mantuvo en un ciclo de sentir todo por todos”. Un testimonio que resuena con la experiencia de muchos, un recordatorio de que la compasión sin límites también puede ser desgastante.
Pero la historia no termina en la oscuridad. Woodley encontró la luz en el arte y en el apoyo incondicional de su mejor amiga, la estilista Kris Zero. “Me arrastraba literalmente fuera de la cama. A veces me enojaba mucho con ella por hacerlo, pero ahora entiendo que eso me salvó”, confesó.
El camino a la recuperación incluyó actividades inesperadas: sesiones de surf que le permitían vislumbrar la normalidad, y voluntariado en un rancho de caballos, donde el simple hecho de cepillar a los animales le devolvía, aunque sea por un instante, la esperanza.
La experiencia, a pesar del dolor, ha transformado a la actriz. Ella misma lo resume así: “Es fácil vivir desde un lugar de victimización. Yo lo hice, pero es mucho más gratificante vivir desde un lugar de asombro y admiración. Y eso es lo que intento hacer todos los días”.
Hoy, Woodley se enfoca en sus proyectos profesionales: su debut en Broadway con la obra Cult of Love y la biopic de Janis Joplin, donde su preparación incluye experiencias tan intensas como ser impulsada por su guía, Linda Perry, a cantar en un local vacío ante una banda, una prueba que la ayudó a “encontrar su propia voz”.