El primer punto de inflexión llega el 24 de octubre, cuando los trabajadores federales perderán su primer pago completo. Más de 2 millones de empleados, desde controladores aéreos hasta personal de agencias, verán afectados sus ingresos. "La gente tiene que pagar colegiaturas, rentas y gastos básicos", advirtió el senador Tim Kaine, reconociendo que los reembolsos posteriores no alivian la urgencia.
- Controladores aéreos: Más de 10,000 laboran sin sueldo. En 2019, un "ausentismo masivo" de este gremio aceleró el fin del cierre.
- Efecto dominó: La reducción en el gasto de los empleados impactaría a comercios locales que dependen de su consumo.
Para el
31 de octubre, la atención se centra en los
1.3 millones de militares en activo. Aunque el Pentágono evitó que perdieran su pago del 15 de octubre usando fondos residuales, legisladores dudan que pueda repetirse la maniobra.
"Esa opción no estará disponible para su próximo cheque", alertó el republicano Mike Rogers.
Mientras tanto, el personal legislativo también sufre:
- Asistentes del Senado: Perderán su pago completo el 30 de octubre.
- Personal de la Cámara Baja: Si no reciben salario el 31 de octubre, no cobrarán hasta después del Día de Acción de Gracias.
Pero la fecha con mayores implicaciones políticas es
el 1 de noviembre, cuando inicia la inscripción para el
Affordable Care Act (Obamacare). Los demócratas buscan presionar a los republicanos para extender subsidios que evitarían alzas drásticas en primas médicas.
"Los republicanos están a la defensiva, pero nosotros estamos del lado de la gente", declaró Chuck Schumer.
Si el cierre se prolonga hasta la semana del Día de Acción de Gracias (21 de noviembre), la combinación de agentes de TSA y controladores aéreos exhaustos podría colapsar los viajes durante la temporada más transitada del año. Un escenario que ningún legislador quiere repetir tras el caos de 2019.
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