McKay, de 56 años, describió la primera parte de Wicked como "una de las películas más radicales jamás realizadas por un gran estudio de Hollywood".
Su perspectiva va más allá de la simple apreciación artística. Según McKay, la primera parte de Wicked es "abiertamente sobre la radicalización frente al arribismo, el fascismo y la propaganda". Esta interpretación, que contrasta con la visión de muchos que la consideran un simple musical de fantasía, lo lleva a una predicción audaz.
El director afirma que, de continuar la actual trayectoria política de Estados Unidos, "no me sorprendería ver la película prohibida en 3 a 5 años". Esta aseveración ha generado una ola de reacciones, con algunos usuarios sorprendidos y otros cuestionando su afirmación.
Para sustentar su punto, McKay compara Wicked con clásicos del siglo XX como The Sound of Music, Citizen Kane, y cintas más recientes como The Hunger Games, a las que califica como "increíblemente de izquierda". Destaca que "lo realmente sorprendente de Wicked Parte 1 es que se estrena AHORA, cuando Estados Unidos nunca ha sido tan de derecha y tan bombardeado por la propaganda".
No obstante, McKay aclara que no se refiere a una prohibición total e irrefutable, sino a la posibilidad de restricciones, y cita como ejemplo las prohibiciones de libros en distritos escolares de Texas y la censura de canciones después del 11 de septiembre, incluyendo "Imagine" de John Lennon.
Recordemos que a principios de diciembre, la película fue brevemente retirada de los cines de Kuwait, desatando especulaciones sobre posibles motivos relacionados con el elenco LGBTQ+ de la producción. Esta situación, sumada a las declaraciones de McKay, abre un debate sobre la censura en el cine y la relación entre el arte y la política en el contexto actual.
Curiosamente, la segunda parte de Wicked, cuyo estreno está previsto para noviembre de 2025, se espera que tenga un enfoque menos radical, según las propias palabras del director.