David Roberts, un nombre que quizá no te suene de inmediato, pero que estuvo íntimamente ligado a una de las voces más icónicas de la historia: Whitney Houston. Este guardaespaldas, hoy de 73 años, fue el encargado de proteger a la artista durante siete años cruciales, entre 1988 y 1995, un periodo que marcó profundamente su vida, mucho más allá de lo profesional.
Roberts, exoficial de policía galés, reveló detalles impactantes en una entrevista reciente con el Daily Mail. Sus experiencias, llenas de tensión y admiración, inspiraron parcialmente la trama de la película El Guardaespaldas (1992), pero la realidad, según sus palabras, supera con creces la ficción.
“Si cruzas esa línea, pierdes tu objetividad, y eso lo hace peligroso para la persona que estás protegiendo,” explicó Roberts, refiriéndose a la fuerte atracción que sintió por la cantante. Una noche, mientras Whitney reposaba su cabeza en su hombro, sintió la tentación de “renunciar a todo”, de traspasar la barrera profesional. Sin embargo, la responsabilidad y el compromiso con la seguridad de la estrella prevalecieron.
Más allá de la atracción, Roberts describe una realidad de amenazas constantes. “En su mayoría eran hombres que se sentían defraudados, amargados y engañados. Era un programa continuo de comprobación constante de dónde podrían estar estos lunáticos con delirios y mentes envenenadas,” recuerda, describiendo la presión constante de proteger a una joven estrella de 23 años de fanáticos obsesivos.
La película El Guardaespaldas, según Roberts, refleja muchos aspectos de su experiencia. Detalles como la estrategia de Whitney para abrirse paso entre las multitudes, sujetándose a la parte trasera de su camisa, eran tácticas que usaban con frecuencia. “Mucho de lo que contenía la película, ella y yo lo vivimos,” afirma.
El ex guardaespaldas, quien actualmente reside en Florida y prepara la publicación de su libro Protecting Whitney, conserva un recuerdo tangible de su relación con la estrella: una nota escrita por Whitney en un papelito, metida bajo la puerta de su habitación en un hotel de Hong Kong en 1988. “Todavía la tengo; está bastante descolorida por el tiempo, pero sigue siendo preciosa para mí,” confiesa.
Roberts, en una entrevista anterior con The Guardian, señaló que la trágica muerte de Whitney pudo haberse evitado si quienes la rodeaban hubieran priorizado su bienestar por encima de intereses económicos. Una reflexión que resuena en la memoria y en el eco de una historia llena de momentos intensos y decisiones cruciales.